martes, 23 de agosto de 2011

Juegos y máquinas de amor, caricias íntimas y masajes complementos sustanciales. Fútbol de desnuda y desnudos (golazo de mujer desnuda y jugadores sin ropa jugando. En la cancha un espontáneo vestido). Simplemente futbol y violencia natural

CC

Juegos. http://aldeanueva.iespana.es/aldeanueva/la_excitacion.htm
El erotismo es la manifestación del amor y según el Diccionario de la Real Academia es el "amor sexual exacerbado", el despertar de la fantasía de la pareja y el juego erótico es su mejor manifestación. Una pareja que practica juegos eróticos está preparando su libido, su deseo sexual, al mismo tiempo que añaden imaginación al amor. Las posibilidades son infinitas; a veces un simple juego de palabras vale para añadir diversión y picardía al sexo. El juego se practica porque es placentero en sí, puede llevar al coito, pero puede ser también una forma de evitar la rutina de la pareja en el aspecto sexual. Hay una extensa variedad de juegos eróticos; estos son algunos ejemplos que permitirán a los amantes innovar en sus relaciones.

El juego de la prenda es practicado en muchos países, aquí se presenta una variación para hacerlo más excitante. La pareja para este juego tiene que estar vestida, se sienta en el suelo, frente a frente, con las piernas dobladas una encima de la otra, como en posición yoga, y la espalda erguida. Si se cansan de esta posición, pueden camibar a otra que les resulte más cómoda. Cada uno tiene en las manos un juego de cartas boca abajo. Sacan una carta simultáneamente y la dejan boca arriba en el suelo. El que obtenga la carta mayor, obliga al otro a quitarse una prenda de ropa. El que ha perdido se debe poner de pie para quitarse la penda y vuelve a sentarse par continuar el juego. Pierde el que primero esté desnudo, o bien pueden terminar el juego cuando se acaben las cartas.

Una variedad es jugar a la prenda con el parchís. La pareja se sienta en el suelo, de igual manera que en el anterior, frente a frente y con las piernas dobladas una encima de la otra. el parchís lo ponen en medio y empiezan a jugar. Cuando uno de los dos coma una pieza al otro, obliga al compañero a quitarse una prenda de ropa. Lo mismo ocurre cuando uno de los jugadores mete una pieza en casa. el que se tiene que quitar una prenda de ropa, se pone de pie, se la quita y se vuelve a sentar. Cuando uno de los dos gana la partida obliga al otro a que se quite toda la ropa.


Si no tiene ningún juego a mano pueden emplear una moneda y echarla a "cara o cruz". La pareja está sentada igual que en los anteriores juegos y uno de los dos tira la moneda al aire, antes los jugadores han seleccionado, la cara o la cruz. El que acierte como cae la moneda, obliga al otro a quitarse una penda de ropa. El juego termina cuando uno de los dos está desnudo.

Otro tipo de juegos eróticos consisten en excitar a la pareja con caricias para observar sus reacciones. El juego es también un aprendizaje de las preferencias sexuales del otro. Para este juego en concreto, uno de los dos, el hombre o la mujer, se tumba sobre la cama boca arriba y el compañero le venda los ojos con un pañuelo de seda. Muy suavemente va pasando sobre su vientre y sobre su pecho diferentes objetos, para que el que esté tumbado adivine de que se trata. Primero pasa una pluma, un pañuelo de seda, una hebra de lana y un cubo de hielo. Este juego consiste en excitar a la persona que está tumbada, por eso los objetos se pasan suavemente.
Una variedad del juego anterior es que uno de ellos se tumbe boca abajo y cierre los ojos, no es necesario vendárselos. El otro pasa por la espalda, con la columna vertebral, los mismos objetos. La pareja puede decidir pasar los objetos por cualquiera de las zonas erógenas del cuerpo, ya que, lo importante es hacerlo lentamente para despertar la sensibilidad.


Las comidas y las bebidas cumplen también un papel importante a la hora e jugar, no hay que olvidar que el gusto es uno de los sentidos que más participan del placer. Se trata de que uno de ellos se siente en el suelo con las piernas dobladas una sobre la otra, o de rodillas, con los muslos sobre sus piernas. El otro le venda los ojos con un pañuelo de seda y prepara una bandeja con diferentes comidas. Se sienta también en el suelo y da aprobar a su compañero primero leche en un vaso, una fresa, luego unta su dedo con mermelada de frambuesa y se lo ofrece, luego se unta el dedo con leche condensada para que también lo pruebe. La persona que está probando las comidas, debe adivinar lo que su pareja le va dando.

Hay otros juegos más excitantes en los que se emplean alguno objetos para acariciar a la mujer o al hombre, en este caso se usa un pendiente. La mujer se tumba en la cama boca arriba, está completamente desnuda, pero con un pendiente largo en una oreja. el hombre que está sentado a su lado le quita el pendiente y con él comenzará a acariciarle los pechos, especialmente los pezones. El hombre no puede tocar a la mujer, sólo la toca el pendiente. Luego se lo pasa por el vientre y la zona del pubis. La mujer abre las piernas y las flexiona para que el hombre pueda llevar el pendiente hasta sus genitales, se entretiene en el clítoris y puede incluso introducir el pendiente en la vagina de su compañera.

Si se trata de dar placer al otro hasta llevarlo al límite, se puede practicar este juego en el que uno de los dos se tumba en la cama boca arriba y el otro se acerca y comienza a besar, lamer y tocar todo el cuerpo de su compañero, especialmente las zonas erógenas que causen más placer. Si el que esté tumbado en un momento toca, beso o lame al compañero que le está acariciando pierde el juego y cambian de posición. Este juego puede durar todo lo que las parejas deseen.

Descubrir el cuerpo de la pareja es una buena formad e obtener placer, no se trata sólo de mirar y posar para el otro; con una cámara de fotos "polaroid" o una cámara de vídeo, se pueden descubrir facetas ocultas de la pareja y evitar la rutina del desnudo.
El hombre, por ejemplo, se sienta en la cama, o en la silla ocn una cámara de fotos o una cámara de vídeo, mientras la mujer va desnudándose lentamente y posando para su compañero que la está fotografiando o grabando. Cuando termine se acerca al hombre y juntos miran las fotografías o la cinta de vídeo. Luego le tocará el turno al hombre.Si el juego es una diversión, la risa es su mejor complemento; provocando lar isa en el compañero, también se puede producir placer. En este juego se trata de hacer reír al compañero mediante las cosquillas, eso sí unas cosquillas muy suaves, que también produzcan placer. Uno de los dos se tumba en la cama boca arriba. El otro le ata las manos juntas y los pies también juntos, pero de tal manera que pueda moverse, pero sin desatarse. Comienza a hacerle suaves coquillas, empezando por los costados, sigue por el pecho, por las caderas, las zonas genitales, entre los muslos o donde sepa que su compañero es más sensible. Se trata de que el que está atado se excite con las cosquillas y no que se ponga nervioso.

Otro juego clásico de niños es el pillarse, si se traslada a una habitación, con una pareja desnuda o semidesnuda puede resultar muy atractivo. Por ejemplo que sea la mujer la que se vende los ojos con un pañuelo de seda y el hombre, que estará encima de la cama o alrededor de ella, deberá intentar que su compañera no lo pille. Si lo hace, pierde el juego y ahora es él quien debe vendarse los ojos. No se trata de perseguir a la pareja por toda la habitación, sino simplemente marcar un espacio pequeño, como la cama.

Si ya la pareja se ha probado a desnudarse haciéndose fotografías o grabándose en vídeo ahora se trata de que ambos intente quitarle la ropa interior al otro, pero sin utilizar las manos, para hacerlo se pueden usar los dientes, la boca o los pies.

El sadismo ha estado siempre muy unido al erotismo y muchas personas disfrutan con el dolor, ya sea en su cuerpo o en el de su pareja; aquí no se trata de pegar a nadie, sino de simularlo. Además, este tipo de juegos producen una sensación de poder y dominio sobre la otra persona que ara muchos resulta fascinante. Cualquiera puede hacer el papel de amo o esclavo, primero, por ejemplo, la mujer se sienta en una silla y el hombre le ata las manos y los pies a la silla. Ambos están en ropa interior. El hombre le dice a la mujer que la va a golpear, en realidad no lo hace, pero pasa su mano cerca de su cara como si la abofeteara. Luego intenta golpearla con un cojín y un cinturón. Le quita un zapato a la mujer y hace como que le pega. Por último, coge un jarrón que esté cerca y hace lo mismo. Cuando termine, es él quien se sienta en la silla y la mujer repite.....

CARICIAS ÍNTIMAS

Caricias. http://aldeanueva.iespana.es/aldeanueva/la_excitacion.htm Maraichignage.
Una técnica para acariciar con la lengua es la que los franceses llaman "maraichignage". Se recomienda que la realice el hombre sobre la mujer. Se trata de que la mujer se tumbe boca arriba, con las piernas semiabiertas, al igual que los brazos, en una posición totalmente relajada. El hombre estará arrodillado o sentado a un lado de ella, esto como le resulte más cómodo. Comienza por besar a la mujer; los dos se tocan las puntas de las lenguas, cuando note una cierta excitación en ella, debe pasar la lengua por las orejas. Los movimientos de la lengua en toda esta técnica son movimientos largos, ya que se trata de pasar la lengua el mayor tiempo posible por una determinada zona. La lengua llega a los hombros y al cuello y baja a las axilas. Por supuesto no se debe olvidar pasar la lengua por los pechos y los pezones. Se coge una mano de la mujer y se pasa la lengua por cada uno de los dedos y por la palma de la mano. El vientre se rodea entero, los mismo que muslos hasta llegar a la planta de los pies, sin olvidarse del dedo gordo del pie. El último camino que recorre la lengua son los genitales, la vagina, los labios y, por supuesto, el clítoris de la mujer.

Para la mujer las caricias con la lengua son muy estimulantes, especialmente en sus pechos; el hombre puede lamer los pechos enteros con más dedicación a los pezones o puede pasa sólo la punta de la lengua, dando ligeros golpes al pezón o rodeándolo. Un juego, parecido al de los besos, es que el hombre unte leche condensada en los pechos de la mujer y los lama repetidas veces, como si fuera un helado, hasta que se la haya comido toda.
La lengua también puede acariciar las orejas siendo el lóbulo es el punto más sensible tanto en hombres como en mujeres. Lo mejor para acariciarlo es tratar de moverlo con la lengua, empezando con movimientos suaves, para que poco a poco se vayan haciendo más rápidos.
También se puede recorrer con la lengua el interior de la oreja hasta llegar al umbral del oído interno. Esto se asemeja a una penetración y, sobre todo en las mujeres, resulta muy gratificante.
Otra técnica, aunque no francesa como la anterior, es lamer cualquier parte del cuerpo, por ejemplo el vientre, y luego soplar sobre esa zona suavemente. Para esto hay que humedecer bien la lengua con saliva, pasarla totalmente extendida sobre la zona elegida y soplar suavemente para que a la pareja se le erice la piel.
Deslizar la lengua por toda la columna vertebral, desde el cuello hasta el coxis es un masaje sensual y muy estimulante, además de recorrer una zona muy erógena.
A la hora de acariciar con la lengua no hay que olvidarse del ombligo; en este caso, la punta de la lengua lo rodea con movimientos circulares, o bien se introduce la lengua en el interior del ombligo de la pareja. La mueve como si tratara e llegar hasta el interior del vientre a través del ombligo.

Las caricias con los párpados no es el tipo de caricias más común y conocido, sin embargo, los párpados tienen una suavidad tal que producen una agradable sensación al pasarlos por la piel. Es una práctica recomendada para que la hagan las mujeres sobre los hombres. Ella pasa sus párpados suavemente por los labios del hombre y, si le apetece, él puede besarlos.
También se pueden recorrer los pezones del hombre, la mujer va moviendo suavemente la cara de un lado a otro y alternando esta caricia en cada uno de los pezones de su compañero.
Otro lugar donde la mujer puede experimentar este tipo de caricias es en los testículos y el pene del hombre, para excitarlo. Igual que anteriormente, los movimientos de la cara son suaves y sin abrir los ojos.

Igual que las caricias con los párpados, hacerlo con las pestañas es una forma desconocida de acariciar, pero también muy excitante y, generalmente, es mejor que las realicen las mujeres sobre los hombres. Para acariciar con las pestañas es conveniente que la mujer parpadee repetidamente. Se pueden pasar por la cara del hombre, especialmente por la boca. Por ser el cuello una zona cargada de sensibilidad, si se acaricia con los párpados la parte lateral del cuello, por debajo de las orejas y encima de los hombros, puede ser muy agradable.
Otra zona indicada para este tipo de caricias es el vientre, el que se puede recorrer de arriba abajo o bien en movimientos circulares. También los testículos y el pene pueden ser muy sensibles a las caricias con las pestañas.

Si la mujer tiene el pelo un poco largo (aunque cuanto más largo mejor) puede acariciar con él al hombre. Lo más conveniente es que el hombre se tumbe de espaldas con las piernas extendidas y los brazos a los lados. La mujer se puede sentar a horcajadas sobre él o sentarse a su lado, inclinado su cabeza hacia abajo para que el pelo toque el pecho de hombre. Ella mueve la cabeza hacia los lados como diciendo ¡no!.
También se puede pasar el pelo por la cara del hombre, tratando de que esto no le produzca cosquillas, sobre todo en la nariz, ya que puede provocar el estornudo y romper toda la magia que se ha creado.

Para la mujer las caricias en sus pechos son una de las más excitantes, sin embargo, con ellos puede provocar sensaciones diferentes en el hombre, realizando unas caricias muy provocadores. Para estar más cómoda, la mujer se sienta a horcajadas sobre el hombre que está tumbado de espaldas, ella baja su cuerpo sobre el hombre hasta que sus pechos toquen el torso del hombre. Para que estas caricias resulten aún más gratificantes, se aconseja echar aceite sobre los pechos o bien poner el aceite en las zonas que se van a acariciar con ellos.
La mujer se puede mover hacia arriba o hacia abajo, con movimientos circulares, o hacia los lados. Ella tiene que pasar sus pechos por los de su compañero intentando que los pezones de ambos entren en contacto.
Otro lugar por donde puede pasar sus pechos en forma de caricia es por la boca del hombre. Puede permitir que él se los bese, o si lo prefiere, jugar a que él no pueda cogérselos. Para esto es mejor usar un poco de nata o leche condensada.

Lo mismo que la mujer acaricia al hombre con sus pechos, éste puede hacer lo mismo con su pene, y especialmente en los senos de la mujer. Ella se tumba boca arriba y el hombre se pone de rodillas, con las piernas a los lados del cuerpo de su compañera, debe hacer el esfuerzo de no sentarse con todo el peso de su cuerpo sobre la mujer. Las caricias con su pene comienzan en los pechos de su compañera y lo pasa de uno a otro, bien sujetándolo con la mano o no.
También puede propiciar otro tipo de caricias acercando el glande al pezón de la mujer, moverlo suavemente o bien hundirlo en el pezón.
Otra forma es ponerse de rodillas, con la cara de la mujer debajo de sus piernas y pasarle el pene por la boca, puede, como en las caricias anteriores, dejar que ella lo bese o bien jugar a que no puede cogerlo. El hombre puede con su pene excitar el clítoris de la mujer, moviéndolo suavemente alrededor de este órgano, y también acercándolo a la vagina, pero sin llegar a penetrar.

Aunque con el dedo gordo del pie resulte un poco difícil hacer caricias, resulta muy estimulante para la mujer que el hombre le toque con él el clítoris. Para lograr estas caricias, lo mejor es que el hombre esté tumbado boca arriba, con las piernas extendidas y la mujer sentada con las piernas abiertas y extendidas pasadas a los lados de las piernas de su compañero, apoyada con los codos o las manos echadas hacia atrás, casi tumbada. El hombre dirige el dedo gordo de uno de sus pies a la vagina de su compañera y le acaricia el clítoris. Esta es una caricia no muy frecuente, pero que vale la pena intentar.
Todas las caricias que se describen, así como los besos y más abajo los masajes, son sólo propuestas para innovar en las relaciones sexuales; la pareja debe seguir su propio instinto y experimentar lo que más le apetezca o acomode de acuerdo con cada situación. Tampoco es un manual que debe seguirse al pie de la letra y en cada relación intentar realizar todos estos consejos. Cada uno sabe en su momento lo que debe o puede hacer.

MASAJES COMPLEMENTO SUSTANCIAL

Masajes. http://aldeanueva.iespana.es/aldeanueva/la_excitacion.htm Las manos son la parte del cuerpo humano más indicada para acariciar. Por un lado, son buenas para la caricia y el masaje por la facilidad de moverlas por el cuerpo de la pareja, además, como están cargadas de energía, transmiten al compañero diversas sensaciones. Por otra parte, al tocar otro cuerpo las manos reciben las vibraciones del otro. A través de las manos se intentan excitar a la pareja, pero, asimismo, también se excita el que da el masaje, por el mero hecho de tocar.
Un masaje es un buen comienzo para el acto sexual. Cualquiera puede dar un masaje, sin ser un experto. Se recomienda el uso e aceites aromatizados que se pueden encontrar en cualquier comercio especializado. El aceite de almendras no tiene ningún olor y está muy indicado para los masajes.

Acariciar los pechos de la mujer es una de las técnicas básicas para conseguir excitarla. El hombres se unta las manos con un aceite. En un primer momento, se acaricia todo el pecho de la mujer con la palma de la mano, por arriba y por abajo del pezón. Se puede usar una mano y alternar el pecho izquierdo con el derecho o con las dos manos cada uno de los pechos.
El hombre puede coger los pechos de su compañera y apretarlos suavemente y, si está usando las dos manos, puede tratar de juntarlos y volver a separarlos. Cuando el hombre se de cuenta que la mujer está excitada, puede coger entre sus dedos, pulgar e índice (o medio) el pezón de su compañera y retorcerlo suavemente. El hombre también puede pasar las uñas alrededor del pezón de la mujer, sin llegar a cogerlo.
La mujer también puede dar un masaje al hombre en los pechos y en el tórax; se emplean más o menos las mismas técnicas, con las manos extendidas se dibujan círculos alrededor de los pechos del hombre. con los dedos pulgar e índice, le coge el pezón o la tetilla a su compañero y se los retuerce suavemente.

La mujer y el hombre pueden dar y recibir un masaje en el vientre sin diferencias. El que vaya a recibir el masaje se tumba boca arriba, con las piernas estiradas y las manos a los lados del cuerpo, sin que estén rígidas. El otro se sienta a horcajadas sobre los muslos del que está tumbado y comienza por darle el masaje, que consiste en poner una sola mano abierta, con la palma apoyada en el vientre del compañero y realizar con la mano un movimiento circular, en el sentido de las agujas del reloj.
Una segunda fase es amasar el vientre. Consiste en mover las manos, como si se estuviera trabajando con una masa. Se trata de coger la piel del vientre en el hueco de la palma de la mano, hundiendo los dedos y deslizando la mano. Para terminar se pone una mano sobre la otra y se repite el primer movimiento.

Uno de los dos debe tumbarse boca arriba, mientras el otro se arrodilla detrás de él, con las piernas apoyadas en los muslos, de tal forma que la cabeza del que está tumbado se apoye en las rodillas del otro. Éste comienza por acariciarle suavemente la nuca, luego se pasa una mano extendida por el lado del cuello, moviéndola hacia arriba y hacia abajo. Por último, con los dedos presiona suavemente todo el contorno del cuello, desde detrás de la oreja hasta la nuca.
Un masaje en la cara es más indicado para relajar los músculos faciales y la tensión que para excitar propiamente.
Se debe comenzar por la frente, acariciándola con las yemas de los dedos pulgares, formando círculos que parten el entrecejo hasta el comienzo del cabello. Luego se sigue por las cejas, masajeándolas con los pulgares de dentro hacia afuera; se pasan también los dedos pulgares por las orejas, repetidas veces. Se acarician también los lados de la nariz y los pómulos. La boca sí es una zona muy erógena, por lo que se puede detener más tiempo en ella, pasando los pulgares por los labios y las comisuras.


La reflexología es una ciencia y para dar un masaje completo en los pies es necesario haber estudiado lago de esta ciencia. Sin embargo, como sólo se trata de estimular a la pareja conviene hacerlo suavemente sin presionar con los dedos en la planta de los pies. Con los pulgares se acaricia la planta del pie de arriba hacia abajo, sin presionar. Se masajea también en los huecos de los dedos, uno por uno, pasando el dedo índice. En el empeine se da un masaje con toda la mano abierta.

Para presionar los músculos de la espalda conviene pasar las manos estiradas de abajo hacia arriba. Las palmas de las manos estarán apoyadas con los pulgares casi tocándose y la muñeca cerca de las nalgas. Se deslizan presionando por toda la espalda hasta el cuello, se separan y bajan suavemente. Esto se puede repetir varias veces. Luego conviene realizar un movimiento propio de los mejores masajistas que consiste en que con el borde exterior de las manos se dan ligeros golpes por toda la espalda. Los dedos deben estar muy sueltos para que se choquen unos con otros al dar los golpes. Otra forma es poner las manos de tal forma que los dedos pulgares queden a los lados de la columna vertebral y el resto casi abrazando la cintura. Los pulgares van haciendo círculos a lo largo de cada lado de la columna. Para terminar, se dan unos golpes muy suaves con la mano puesta en forma cóncava, como si la espalda de la pareja se tratara de un instrumento de percusión.

Los muslos son una zona muy erógena del cuerpo, así que un buen masaje puede ser muy estimulante. La persona que va a recibir el masaje, es mejor que se tumbe primero boca arriba.
Se comienza pasando las manos suavemente por los muslos, desde la parte superior hasta los costados, desde la entrepierna hasta las rodillas. Luego se realiza el movimiento de amasar, para esto las manos deben estar puestas atravesando los muslos. La persona tumbada se cambia de posición y, entonces, se maneja la parte posterior de los muslos y las nalgas, también con suaves movimientos con la palma de las manos y luego amasando. La zona que rodea al ano y el perineo es una zona muy sensible, de ahí que baste con que se deslice, suavemente, el dedo índice por ellas para excitar a la pareja.


Existe una forma de masaje que se hace con la punta de los dedos. En realidad no es un masaje porque no se toca el cuerpo de la otra persona. Se trata de que uno de los dos se tumbe en la cama boca arriba y con los ojos cerrados. El otro le pasa la yema de los dedos por el vello de la piel, sin llegar a tocarle. Las zonas más adecuadas son aquellas en las que hay más pelo, pero es corto. Por ejemplo en los muslos, los brazos, el vientre, la barbilla de la mujer. Si la otra persona está boca abajo, se puede acariciar la espalda, las nalgas y la parte superior de los muslos.


Una buena forma de comenzar una relación sexual es tomar juntos un baño de espuma. Para salir de la rutina se puede utilizar un gel perfumado o de frutas. Una de las primeras cosas que se hace es enjabonarse, mutuamente, la espalda, primero uno y luego el otro; se frota suavemente con las manos, una esponja, un guante de crin o un cepillo. El cuello se masajea suavemente. El pecho es aconsejable masajearlo con las manos, especialmente los de la mujer. Se sigue por las piernas y por los pies, en todas estas zonas hay que dar un suave masaje. Tomar una copa de champán o de algún licor preferido es un buen estimulante y una agradable forma de relajarse.




Francisco Enríquez Muñoz, nació en la caótica y sobrepobalda Ciudad de México la tarde del 19 de junio de 1975. Su vida fue trivialmente feliz durante su niñez, hasta que llegó a la adolescencia y terminó la preparatoria. Estudió fotografía profesional en la escuela Hansel Adams. Es cuentista (revista “Crónicas y Leyendas de la Ciudad de México”) creador literario. En 1998 hizo el fanzine “Monstruos, Duendes y Hechiceros”. De 1999 a la fecha ha sido colaborador en la revista “Nostromo” y su novela Los héroes ya no tienen lugar. En octubre de 2001, editorial Anankè publica su segunda novela, ¡Clang!. Y más cuentos: “Póngale su gorro al chiquito”, “Ilustra el morbo” de la revista “Desnudarse”, publica cuentos en el suplemento cultural “Una Theta” del periódico “La Opinión Universitaria” de Puebla. Del 2004 hasta la fecha ha colaborado con minificciones en la revista chilanga “Lenguaraz”.

Es el autor del análisis que se entrega en este post, para lo cual se puede ir a:

Del cine porno al cine snuff: la fusión de la sangre y el semen
http://www.palabrasmalditas.net/portada/content/view/1015/11/

http://www.palabrasmalditas.net/portada/content/view/1019/11/


http://www.youtube.com/watch?v=90mlx0_V-Hg&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=zRU0DKTmihA&feature=related








Quique Wolff





http://www.taringa.net/posts/info/2076346/Simplemente-futbol-%28Quique-Wolff%29.html

http://www.youtube.com/watch?v=NIKdK-T-jZM&feature=player_embedded#


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