sábado, 20 de agosto de 2011

¿SE ACABARÁ EL LIBRO DE PAPEL? ¿PARA QUÉ SIRVEN LOS LIBROS Y LOS PROFESORES EN TIEMPOS DE INTERNET?

CC


Umberto Eco y Jean-Claude  Carrière: Nadie  acabará con los libros (Lumen, 2010)
Umberto Eco y Jean-Claude Carrière: Nadie acabará con los libros (Lumen, 2010)


Nadie acabará con los libros. Los argumentos aportados son numerosos. Eco dice que ninguno de los verdaderamente grandes inventos de la humanidad ha desaparecido: la rueda, las agujas, las escaleras, los libros… Estos inventos, y otros muchos, han experimentado evoluciones tecnológicas indudables, pero su esencia se ha mantenido a lo largo de los siglos. http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?blog=1167
http://www.publico.es/culturas/305657/ultima/batalla/guardianes/gutenberg

I.
En 1953, el escritor estadounidense Ray Bradbury publicó una novela titulada “Fahrenheit 451″ que, años más tarde, alcanzó una mayor difusión al ser adaptada a la pantalla grande. En una oportunidad, el voluntario conoce a Clarisse McClellan, una joven de 17 años, quien le revela que tanto ella como sus familiares son tildados de “antisociales”por su tendencia a formular preguntas en vez de responder las inquietudes de su entorno.
En un principio, Montag la tacha de loca pero, con el tiempo, la existencia de esa muchacha genera en el bombero la incertidumbre de saber si es, o no, feliz y lo inspirará sobre la importancia de la libertad y la espontaneidad del pensamiento. Sin embargo, su actividad lo lleva, una vez más, a escuchar de boca de su jefe que los libros sólo consiguen hacer sentir mal a las personas, razón por la cual es enviado a quemar la casa de una anciana donde existía una biblioteca.
Lejos de actuar como lo había hecho hasta ese momento, Montag toma uno de los libros que debía destruir y lo esconde bajo sus ropas para llevarlo a su casa. A partir de entonces, el protagonista comenzará a leer, primero con miedo pero cada vez con más entusiasmo, y ya nunca volverá a ser el mismo. Su experiencia, por lo tanto, dejará al lector con la esperanza de que, algún día, el conocimiento pueda imponerse por sobre la ignorancia.
http://www.poemas-del-alma.com/blog/libros/resumen-de-fahrenheit-451
II
Dice Juan Antonio González Fuentes Desde niño hay misterios que siempre han llamado poderosamente mi atención. Uno de ellos es el de la existencia y destrucción de la Biblioteca Real de Alejandría, en Egipto. Se cree que fue creada a comienzos del siglo III a C. por el rey Ptolomeo I Sóter, y que llegó a reunir la colosal cifra de 700.000 documentos, incluyendo todo tipo de libros y de trabajos escritos. http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?blog=1167
III.
La hipertextualidad del papel es posible. Los libros se pueden conectar a la web, el hipervínculo en este caso es un código bidimensional, a modo de código de barras el lector es el teléfono móvil del usuario. La idea de plantear la web como una extensión del libro que lo complemente mediante vídeos, fotografías y textos la ha plasmado Netbiblo, una editorial coruñesa dedicada hasta el momento a la edición de libros académicos.
Desde el punto de vista técnico los Bidibooks han aprovechado la lectura de códigos bidimensionales, una tecnología que está muy extendida en Japón desde 2004 y que Movistar ya venía utilizando. El equipo editorial ha diseñado 22 títulos que, integrados en siete colecciones diferentes, tratan distintas temáticas: desde guías turísticas hasta libros sobre tuning u hoteles de lujo. Cada uno de los Bidibooks está en seis idiomas diferentes: español, inglés, alemán, francés, italiano y japonés
El punto de partida es el libro y su extensión, el teléfono móvil como si se tratase de un pie de página, un elemento que amplía y complementa la información escrita en el papel y desembarca en la web apoyándose en fuentes como la Wikipedia, Flickr o YouTube adaptados para móviles. La información que se ofrece en muchos casos ha sido generada por usuarios como es el caso de las fuentes anteriormente citadas, por lo que el debate de la fiabilidad vuelve a relucir: “Utilizamos redes muy amplias como son Flickr, YouTube Móvil o Wikipedia Móvil, pero realizamos una rigurosa selección de contenidos, que son visionados por nuestro equipo para comprobar que realmente se trata de un contenido de calidad“, asegura Carlos Iglesias, director ejecutivo de la editorial Netbiblo.
Cada obra publicada contiene diferentes códigos bidimensionales: a los ojos de un ser humano no son más que un collage de pequeños cuadrados negros; a la cámara fotográfica de un móvil un lenguaje que se traduce en una URL que remite a más información. Para que el móvil realice este ejercicio de traducción es necesario descargar previamente una aplicación e instalarla en el celular. Una vez instalado el programa, el usuario podrá fotografiar los códigos QR (Quick Response Codes) o lo que es lo mismo los códigos de barras en dos dimensiones impresos en el papel.
La editorial Netbiblo ha optado por la utilización del programa Kaywa Reader, una aplicación que en algunos casos los fabricantes de móviles como Nokia ya han incorporado en su modelo N95. La aplicación en sí es gratuita por lo que el usuario no paga por leer los códigos QR. Sin embargo, para acceder a los contenidos sí es necesaria la conexión a Internet por lo que el precio dependerá de las tarifas que el usuario haya contratado con su operador, aunque existe la posibilidad de conectarse vía Wifi a la Red si el terminal lo permite.
El resultado de todo el proceso es el bidibook, “la fusión entre vídeo, texto y fotografía, de modo que el lector se convierte en un lector activo“, según el propio Iglesias quien considera que su empresa parte “de unos contenidos seleccionados de redes sociales que unifican un concepto tan moderno con algo tan popular y necesario como el libro. Queremos que nuestros lectores ’sientan’ los libros en sus móviles“http://www.librosgratis.org/bidibooks-los-libros-no-se-acaban-en-el-papel.html 
FRAGMENTO LITERARIO: Día del Libro - ¿UN FUTURO SIN PAPELES?
Más allá de Gutenberg

http://www.elpais.com/articulo/cultura/alla/Gutenberg/elpepicul/20100423elpepicul_4/Tes

De Umberto Eco. En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia... pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: "Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?" La Nacion/L’Espresso (Distributed by The New York Times Syndicate)
(Traducción: Mirta Rosenberg)

Fragmentos del artículo:

“Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar“.
“Ante todo un docente, además de informar, debe formar“.

“Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios”

“Le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información“.

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=910427

http://www.edicionesdelsur.com/articulo_97.htm

¿Resistirán los libros el embate de la tecnología digital? ¿Cambiará Internet el modo en que leemos? ¿Existirán los autores cuando cada uno decida el final de una novela según su voluntad? ¿Llegará el día en que cualquiera pueda reescribir la trama de La guerra y la paz con un mouse?
El 1º de noviembre, con motivo de la reapertura de la milenaria Biblioteca, la ciudad egipcia de Alejandría tuvo como anfitrión a Umberto Eco, quien ofreció una conferencia en inglés durante la cual respondió a estos y otros interrogantes. Publicado por el semanario Al-Ahram, Radar reproduce el texto completo de esa charla en la que Eco desplegó su habitual claridad para exponer por qué el libro permanecerá tanto como las cucharas, los cuchillos y la idea de Dios.

Inicia este ensayo hablando de tres tipos de memoria. Orgánica, mineral y vegetal. La biblioteca es un templo de la memoria vegetal.

Luego plantea preguntas peligrosas de difícil respuesta: “¿Los nuevos medios electrónicos volverán obsoletos los libros? ¿Internet atenta contra la literatura? ¿La nueva civilización hipertextual eliminará la noción de autoría?”.
Posteriormente ECO cuenta la historia egipcia aunque la haya contado Platón en su Fedro: “cuando Hermes —o Theut, el supuesto inventor de la escritura— le presentó su invención al faraón Thamus, recibió muchos elogios, porque esa técnica desconocida les permitiría a los seres humanos recordar lo que de otro modo habrían olvidado. Pero el faraón Thamus no estaba del todo contento. “Mi experto Theut —le dijo—, la memoria es un gran don que debe vivir gracias al entrenamiento continuo. Con tu invención, las personas ya no se verán obligadas a ejercitarla. Recordarán las cosas, pero no por un esfuerzo interno sino por un dispositivo exterior. Podemos entender la preocupación de Thamus. La escritura, como cualquier otra nueva invención tecnológica, entumecería la misma facultad humana que fingía sustituir y reforzar. Era peligrosa porque disminuía las facultades de la mente y ofrecía a los seres humanos un alma petrificada, una caricatura de la mente, una memoria mineral......” Pero como él mismo dice, “se sabe que los libros no hacen que otra persona piense en nuestro lugar; por el contrario, son máquinas que producen nuevos pensamientos; además, si en algún momento las personas necesitaron entrenar su memoria para recordar cosas, después de la invención de la escritura tuvieron que entrenarla también para recordar libros. Desafío y perfección de la memoria son los libros, que nunca la narcotizan. Sin embargo, el faraón expresaba un miedo que siempre reaparece: el de que un descubrimiento tecnológico pueda asesinar algo que consideramos precioso y fructífero“.

Eco utiliza la metáfora viviente de la catedral medieval puesto que era el sitio por donde pasaba la cultura: “Una catedral medieval era como un programa de TV permanente, siempre repetido, que se supone le decía a la gente todo lo que les era imprescindible para la vida diaria y la salvación eterna. Ahora bien: Frollo tiene en su mesa un libro impreso y murmura ceci tuera cela (“esto matará a aquello”); en otras palabras: el libro matará a la catedral, el alfabeto matará a las imágenes. Alentando informaciones innecesarias, interpretaciones libres de las Escrituras y curiosidades insanas, el libro distraerá a las personas de sus valores más importantes.

Luego se refiere a Marshall McLuhan (La galaxia Gutenberg) para adentrarnos en la comunicación escrita lineal y la hipetexual, entendida como red multidimensional y entendida como sistema la Web es “la gran madre de todos los hipertextos existentes”.

Y esta explicación le sirve para la formulación de una pregunta ingenua: “Los disquetes hipertextuales, Internet o los sistemas multimedia, ¿volverán obsoleto al libro?”. Puesta de otra manera: “(a) ¿Desaparecerán los libros en tanto objetos físicos?; y (b) ¿Desaparecerán los libros en tanto objetos virtuales?”

Eco contesta a esta pregunta clasificando los libros como transmisores de información. Unos para leer y otros para consultar. Lo impresionante está en los hipertextos en línea volverán obsoletos, ciertamente, las enciclopedias y los manuales. Y las noticias son buenas, para Eco “los libros seguirán siendo imprescindibles, no solamente para la literatura sino para cualquier circunstancia en la que se necesite leer cuidadosamente, no sólo para recibir información sino también para especular sobre ella.... Hasta ahora, los libros siguen encarnando el medio más económico, flexible y fácil de usar para el transporte de información a bajo costo“.

De aquí en adelanse te deja discurrir totalmente el pensamiento de Umberto Eco: “Llegados a este punto podemos preguntarnos por la supervivencia de la figura del escritor y de la obra de arte como unidad orgánica. Y simplemente quiero informarles a ustedes que éstas ya se vieron amenazadas en el pasado“. La respuesta se basa en la diversidad: es costumbre pensar en el arte sin la idea de autoría “en relación con el arte popular colectivo, en el que cada participante aporta lo suyo, a la manera de una historia sin fin muy jazzera“. Este ejemplo le sirve al semiólogo para considerar que la sociedad se hace más liberada, más creativa, algo así como un hipertexto coletivo.
Otro ejemplo es el del zapping, como “artilugio hipertextual que nos permite inventar nuevos textos y no tiene nada que ver con nuestra capacidad de interpretar textos preexistentes.... Gracias al hipertexto podemos obtener la ilusión de construir un texto hermético: un relato policial puede adquirir una estructura que permita que sus lectores elijan cada uno su propia solución y decidan al final si el culpable es el mayordomo, el obispo, el detective, el narrador, el autor o el lector. De ese modo pueden construir su novela personal. Esta idea no es nueva. Antes de la invención de las computadoras, los poetas y narradores soñaron con un texto totalmente abierto para que los lectores pudieran recomponer de diversas maneras hasta el infinito. Ésa era la idea de Le Livre, según la predicó Mallarmé. Raymond Queneau también inventó un algoritmo combinatorio en virtud del cual era posible componer millones de poemas a partir de un conjunto finito de versos“. Ejemplos tomados por Eco son Max Saporta y Nanni Balestrini, Caperucita Roja, las Mils y una noches, la Guerra y la Paz. Y todo esto es posible por el alfabeto o por las diferentes notas en el caso de la música. “¡Cualquier Bouvard o Pécuchet puede llegar a ser Flaubert!”.

“Desgraciadamente, con un libro ya escrito, y cuyo destino está determinado por la voluntad represiva del autor, no podemos hacer nada de eso. Nos vemos obligados a aceptar el destino y a admitir que somos incapaces de modificarlo. Una novela hipertextual e interactiva da rienda suelta a nuestra libertad y creatividad, y espero que esta actividad inventiva sea implementada en las escuelas del futuro. Pero con la novela La guerra y la paz, que ya está escrita en su forma definitiva, no podemos ejercer las posibilidades ilimitadas de nuestra imaginación sino que nos enfrentamos a las severas leyes que gobiernan la vida y la muerte....... De hecho, en un juego de roles uno podría reescribir Waterloo de tal modo que Grouchy llegara a tiempo con sus hombres para rescatar a Napoleón. Pero la belleza trágica del Waterloo de Hugo consiste en que los lectores sienten que las cosas ocurren con independencia de sus deseos. El encanto de la literatura trágica depende de que sintamos que los héroes podrían haber escapado a sus destinos, pero no lo hicieron por sus debilidades, su orgullo o su ceguera.
Además, Hugo nos advierte: “Un vértigo, un error, una derrota, una caída que dejó perpleja a toda la Historia, ¿puede ser algo sin causa? No... la desaparición de ese gran hombre era necesaria para que llegara el nuevo siglo. Alguien, a quien no pueden hacérsele reparos, se ocupó de que el resultado del acontecimiento fuera éste... Dios pasó por aquí, Dieu est passé”.
Eso es lo que nos dice cada libro verdaderamente grande: que Dios pasó, y que pasó tanto para el creyente como para el escéptico. Hay libros que no podemos reescribir porque su función es enseñarnos la necesidad; sólo respetándolos tal como son pueden hacernos más sabios. Su lección represiva es indispensable si queremos alcanzar un estadio más alto de libertad intelectual y moral.
Es mi esperanza y mi deseo que la Bibliotheca Alexandrina continúe albergando este tipo de libros, para que nuevos lectores gocen de la experiencia intransferible de leerlos. Larga vida a este templo de la memoria vegetal” (Cita tomada íntegramente de Umberto Eco, http://www.edicionesdelsur.com/articulo_97.htm )





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