lunes, 18 de abril de 2011

Cartas abiertas de una enfermera, un blogger y un científico español Lucas Sánchez a Alejandro Sanz y a otros y otras del mismo talante. Anotaciones de Cecilia Hill (derechos de autor. Ley Sinde)

CC


Carta abierta a Javier Bardem y Alejandro Sanz

Tendrían muchos que quitarse la venda de los ojos y dejar de culpar a los usuarios de Internet, criminalizados desde tiempos inmemoriales. Como en su momento se criminalizó a la televisión, que emitía películas, a la cinta de casete o al CD virgen. La crisis del formato ha acusado a la industria discográfica desde principios del siglo pasado. Por eso ha tenido que reinventarse y luchar para correr un poco más rápido que las nuevas tecnologías. Y parece que no lo han logrado. Ahora el formato digital está haciendo estragos y buenos y malos tienen que reinventarse para subsistir. Habrá que saber ingeniárselas con acierto
Y es que a los usuarios de hoy ya no les basta el disquito. Quieren llevar las canciones en el móvil, en el coche y asistir a conciertos de calidad. También quieren cosas nuevas. ¿Un libro ilustrado que acompañe las canciones? ¿Un documental interesante? ¿Un disco artístico de edición limitada? Lo cierto es que las posibilidades son múltiples y sin embargo son pocos los que deciden ejecutarlas. Y sino, acordaros de ese artículo en el que hablábamos de diez formas originales de vender música. Basta con escurrirse los sesos un rato. Aunque la discográfica EMI se planteó una solución mucho más sencilla de llevar a cabo: vender las grabaciones de los conciertos in situ. El problema de todo ésto es que hay que arriesgar, como lo hacen muchos emprendedores y profesionales de este país, cada cuál en su campo. Es la fórmula
Pero vamos a centrarnos en la carta que este científico ha dirigido a Alejandro Sanz. Lucas Sánchez, así es como se llama el susodicho, trabaja en el Centro Nacional de Biotecnología y en la Yale School of Medicine (Conneticcut) desarrollando vacunas para el tercer mundo, concretamente para una enfermedad llamada Leishmaniasis que ataca principalmente a los niños de África, Asia y Sudamérica. El caso es que Lucas reconoce que paga por publicar los resultados de sus investigaciones en revistas de divulgación científica que se quedan con sus derechos de autor al completo. Y no los reclama.
Pide cobrar por su trabajo y da gracias por ello, pero no encuentra el sentido a algo fundamental: seguir cobrando por algo que hizo en el pasado. Son los derechos de autor que Alejandro Sanz reclama con ahínco a través de Twitter. Y es que el hombre que tiene la vida solucionada, él mismo lo dice a través de sus Tweets, y se codea con las más altas esferas, incluyendo a Obama, ha llegado a comparar los derechos de autor con los derechos que tienen los niños pobres a recibir medicamentos. Demagogia y más demagogia barata que el autor del Corazón partío viene repartiendo por doquier a través de esta red social. Tan mal no debe ir la industria cuando Teddy Bautista afirma cobrar 250.000 euros anuales de la SGAE. La entidad que también recauda para Alejandro Sanz. ¿No será que el reparto es poco equitativo?
Desde hace un par de días, Twitter y Facebook se han llenado de alabanzas al científico que ha escrito esta carta y que ha sentenciado con razón aquello de ‘Renovaos o morid’. Es cierto que las grandes fortunas, mansiones y discos de oro han de ser de lo más cómodas para regocijarse entre las canciones mediocres. Pero es que resulta que el gran público ya no quiere la calderilla, las sobras, el circo. El gran público, por muy popular que sea, quiere apuestas y riesgo. Arte

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