viernes, 15 de abril de 2011

¿ERES CAPAZ DE IDENTIFICAR A TU JEFE/JEFA? (Hay muchas características comunes entre humanos y simios)

CC

Aunque todos los jefes y todos los monos en el fondo sean muy parecidos, existen una serie de subcategorías entre ambos, es decir, entre los jefes simios, con rasgos diferenciales propios. Este cuadro te puede ayudar a distinguirlos, identificarlos, contraatacar (para lo que te indicamos el material de las armas que normalmente utilizan, inspiradas en el horóscopo chino) o, si no hay más remedio, poner pies en polvorosa (que no quiere decir que abandones el trabajo, o la lectura de este artículo, por otros menesteres más sabrosos, o sea, que sigue leyendo).
o Gorila de metal:
§ Se le reconoce por: ser luchador, trabajador, práctico, ir a la búsqueda de status y seguridad financiera y no ser leal.
§ Se le encuentra en: su propio negocio, que dirige directamente: si trabaja para otros, los defiende hasta la muerte, y está siempre como vigilando las instalaciones.
§ Se le complace con: dejándole ir por su cuenta, sin prestarla más ayuda que la que pida, reconociendo su fuerza, a la que no debemos llamar brutalidad, aunque lo fuere.
§ No le gusta que: se le interpongan en el camino, que se inmiscuyan en las cuestiones que él considera de su propia competencia; tampoco le gustan los objetos de diseño ni la ropa a la última moda.
o Macaco de agua:
§ Se le reconoce por: ser muy cooperativo (“ráscame la espada, que ya te rascaré yo después” es una de sus frases habituales), es honrado en el fondo, aunque especulador.
§ Se le encuentra en: chapoteando en la piscina de su chalet mientras tu estás currando; o también intentando vender la empresa a una multinacional.
§ Se le complace con: riéndole las gracias, que pueden ser muy ingeniosas; enseñándole cosas nuevas, productos, inventos, cosas que le diviertan.
§ No le gusta que: le lleven a sitios aburridos, ni las reuniones largas y sesudas; que no le rían las gracias.
o Orangután de madera:
§ Se le reconoce por: ser un buen comunicador, porque quiere tener todo ordenado y anda en busca de más verdes praderas; también es inquieto y curioso, muy intuitivo.
§ Se le encuentra en: haciendo planes y buscando oportunidades de mercado, solo o en compañía de otros, para mejorar la empresa o cambiar cosas en la misma; ten cuidado, de un día para otro te puede cambiar de puesto y perderás a tu secretaria. Sí, a “ésa”.
§ Se le complace con: presentándole propuestas para mejorar la empresa, proponiendo cambios imaginativos y explicando las buenas oportunidades que existen.
§ No le gusta que: le metan en líos, en cosas que no le competen; que le cambian las normas que él ha puesto, sobre todo si es sin razonárselo.
o Babuino de fuego:
§ Se le reconoce por: ser enérgico y gesticulante; domina a los que no son tan agresivos como él; es competitivo y celoso; también discutidor y obstinado.
§ Se le encuentra en: luchando por obtener un puesto mejor, o por hacer un negocio en el que tiene que vencer a un competidor; se puede quedar trabajando hasta muy tarde.
§ Se le complace con: reconociéndole como líder nato, diciéndole que es el número 1, dándole malas noticias de la competencia.
§ No le gusta que: le lleven la contraria, aunque sea en cosas menores; que le hablen bien de sus enemigos.
o Chimpancé de tierra:
§ Se le reconoce por: ser plácido y de fiar: ser escrupuloso esforzándose en estar dentro de la ley; ser sincero y directo.
§ Se le encuentra en: yendo a buscar a su mujer a las mesas de caridad; en la iglesia aunque no sea domingo; se le podría encontrar con frecuencia en su casa, pero no le gusta que le molesten en ese reducto privado.
§ Se le complace con: reconociéndole sus virtudes, y no diciéndole nada cuando tiene algún fracaso o contratiempo; aportando valores para el bien común en el desempeño del trabajo.
§ No le gusta que: le hablen con violencia, que le urjan para que de respuesta a los papeles que se le han dado el mes pasado.
o ANDi, mono transgénico:
§ Se le reconoce por: su comportamiento diferenciado y fosforescente, su agilidad de movimiento, sus reacciones inexplicables; a veces cuando se le toca da calambre.
§ Se le encuentra en: en las actividades más insospechadas, pero es muy prevalente en las empresas de Internet y en el show business; se le puede identificar en la oscuridad, por su innata fosforescencia.
§ Se le complace con: no diciéndole que es un bicho raro ni que está loco; dejándole hacer y siguiéndole cuando toma una iniciativa (lo cual puede ser peligroso).
§ No le gusta que: se le acerquen demasiado (cuando asume el papel de medusa, cuyo gen es el que le confiere la proteína fosforescente, suelta veneno). De todas formas, a veces se le ve cabreado y ni siquiera él sabe el porqué.
o Advertencia importante: cualquiera de estos simios puede mutar temporalmente en “mono de Gibraltar”, que ni ve ni oye ni habla, ni siente ni padece, sobre todo cuando se le va a ver para pedirle aumento de sueldo.
· TARZÁN, JANE Y EL PROYECTO GRAN SIMIO.
El Proyecto Gran Simio (PGS) es el nombre que recibe una iniciativa que surgió hacia mediados de los noventa, promovida por un grupo de profesionales de la biología, la zoología y la filosofía, quienes dieron forma a una Declaración Universal en la que se recogen una serie de derechos fundamentales a favor de los primates (orden de los mamíferos a la que pertenecen diferentes especies, como los chimpancés, gorilas u orangutanes, entre otros, y donde también se encuentra clasificada zoológicamente la especie humana).
Tan encomiable iniciativa no contempla precisamente una protección especial para los jefes simios de los que se habla en estas páginas, pero bien es verdad que ya saben protegerse bien ellos mismos. Nosotros, como futuros jefes, que tenemos pensado cambiar las primitivas costumbres de nuestros ancestros en las jefaturas en las que vayamos encumbrándonos, nos pondremos más bien en la piel de Tarzán, saltando con magníficas lianas por encima de todos estos primates del siglo pasado y, acompañados de la más bella de las Janes que vendrá a nuestro encuentro en nuestro deambular por la selva, dejaremos a los antiguos jefes simios en compañía de sus Cheetas respectivas, que es lo que les gusta. Si alguien necesita ayuda para imaginarse un auténtico Tarzán, que no creo, puede recurrir al libro sobre su padre, el más Tarzán de todos los Tarzanes, que tiene programada su primera edición en inglés precisamente en este mes de marzo John Scott Weismuller. ¡Qué se queden con Cheeta si tanto les gusta! ¡Jane para nosotros forever!

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA RELACIONARTE CON TU JEFE.
· Ten claro qué es lo que se espera de ti, y si no estás de acuerdo, exponlo hasta llegar a un consenso.
· Cumple siempre con tus responsabilidades, sobre todo con los plazos a los que te hayas comprometido.
· Defiende tu libertad y tu autonomía, cuando alguien se sobrepase.
· Resuelve los problemas que se presenten y hazlo saber de modo sutil, sin tirarte el pegote.
· Consigue que los demás hablen bien de ti.
· No te quejes más de la cuenta de tus compañeros.
· Sé crítico contigo mismo, de modo que se aprecie que vas mejorando en el desempeño de tu trabajo.
· Aporta ideas, incluyendo sistemas de ahorro en la empresa.
· No cantes victoria en un contrato hasta que estés seguro de que todo está bien cerrado.
· Detecta las cosas que son importantes para tu jefe y tenlas en cuenta, aunque no en exclusiva, en tu desempeño profesional.
· Asume tus errores y pon medidas para mejorar en el futuro.
· Procura que los que te rodean, sobre todo los subalternos, estén contentos contigo.
· No ocultes información, aunque sea negativa para ti; que tu jefe no se entere por otras fuentes.
· No asumas el papel de tu jefe, ya llegará tu momento...
http://blogs.periodistadigital.com/elbuenvivir.php?p=93228&more=1&page=2

ANEXO

¿SEGÚN LAS CARACTERÍSTICAS DE TU JEFE, CÓMO LO CLASIFICARÍAS? (hay muchos tipos de jefes: gorila de metal, macaco de agua, orangután de madera etc)

Notas: 1. Además de este artículo está ¿Qué clase de tipo es tu jefe?, Un test que los y las clasifica y la puntuación del test. 2. La clasificación es una metáfora, con el perdón de los simios.

¿Gorila de metal, macaco de agua u orangután de madera? muchos más tipos de jefes simios se presentan aquí catalogados para ayudarle en la identificación de su caso. seguro que su jefe es un simio, pero ¿cuál?
“Antropoides con corbata y otros con el pecho lleno de medallas de hojalata”, cantaba en sus tiempos Moncho Alpuente, compadeciéndose del pobre Darwin, “si viviera, pero no vive, no vive, no vive”, ya que a veces la evolución parece que va hacia atrás y, como sucede en nuestra época, nos vemos dominados por una nueva suerte de simios que, al menos aparentemente, nos dirigen. Así, la crisis de bananas y los planes para incrementar el share en la producción de cacahuetes parecen convertirse en una de las más urgentes preocupaciones de muchos de nuestros jefes, que podemos clasificar en las más extrañas categorías.
(la clasificación de simios en la página siguiente: el test en la tercera)
Dos tipos de jefes. Para empezar, y si somos lo suficientemente ingenuos, podríamos considerar que en la vida laboral existen esencialmente dos tipos de jefes:
· Un jefe enrollado, educado, preocupado por los problemas de sus empleados, que da la cara por los suyos incluso cuando se equivocan, que nunca mete broncas y cree en la motivación, que es amigo más que jefe... En fin, un jefe que, en pocas palabras, no existe, y si queda alguno debería estar catalogado como especie protegida, porque se encuentra en vías de extinción.
· Un jefe que rechaza el diálogo, que está en contra del razonamiento lógico, que no tiene educación, que gusta de usar la represión, que recurre de continuo a la amenaza, que grita desaforadamente, que gesticula, que hace la vida imposible a sus subordinados, pero que parece muy sumiso delante de alguien que está por encima suya... Es decir, lo que se suele entender por “un jefe como Dios manda”, con un par de cojones, o de ovarios, que cada vez hay más mujeres en puestos directivos, no lo olvidemos. ¿Pero este jefe, es una persona humana? Nosotros pensamos que no mucho, que llegando a este tipo de comportamientos, está más bien cerca de una categoría anterior a la del género humano. Un ser que no razona, que no dialoga, que gesticula, que se muestra sumiso a veces y prepotente otras, ¿no estaremos hablando de un simio o al menos del eslabón perdido en la cadena evolutiva?
Varios tipos de simios. Así que en realidad, en una primera instancia, solamente hay una categoría de jefe, el simio que nos quiere gobernar, como si fuera una María Cristina cualquiera, aunque bien es verdad que dichos simios se pueden clasificar en muchas subcategorías. Subcategorías que debemos conocer y estudiar para poder defendernos de los ataques de estos primates y medrar en el proceloso mundo de la empresa, en donde todas las precauciones que utilicemos serán pocas y donde todo el armamento del que dispongamos resultará seguramente escaso.
Porque cuando Alpuente, al frente de su grupo Desde Santurce a Bilbao Blues Band, cantaba “ahora es un mono gibón quien preside la reunión y con énfasis promete aumentar los cacahuetes”, eran otros tiempos, era la época autoritaria. Luego, como todos sabemos, fueron cambiando las cosas y ya no era uno fichado por la policía por organizar un concierto donde se cantaran esas letras: había llegado la democracia, de la que todavía disfrutamos... ¿Todavía?
Bueno, en el mundo laboral eso no está tan claro. Parece que desde hace un tiempo están volviendo a cambiar las tornas, y se está defendiendo, incluso en los más sesudos foros internacionales, el autoritarismo como base de la dirección. Sí, se dice, hubo una época muy bonita que comenzó con los hippies de los 60 y las revueltas estudiantiles en Berkeley y París.
Cuando estos “piojosos” talaron sus melenas y se sumergieron en las oficinas, trajeron un nuevo estilo, un estilo democrático, motivador y participativo, pero parece que ese estilo ha concluido con el segundo milenio y con la salida de Clinton del Despacho Oval, que volverá a ser un sitio “decente”. Pero en realidad, ahora, en lo que se están convirtiendo todos los despachos es en algo salvaje, en something wild, perdón, dominados por entes procedentes del planeta de los simios, para más señas. “Se acabó el mamoneo”, se rumorea que podría haber declarado un directivo representante de esta nueva línea de gestión.
Vuelve el autoritarismo. Hoy día se defiende que la democracia en el mundo de la empresa no es sinónimo de mejor rendimiento, de un mejor desempeño del trabajo, sino más bien todo lo contrario. El autoritarismo es lo que prima, es lo que ayuda al incremento de la productividad, al menos en ciertos tipos de empresa. Los cambios tecnológicos y económicos de los últimos tiempos, la economía global -“pero con acercamiento local”, como astutamente se apunta-, no permite muchos experimentos como los que llevaron por ejemplo a la empresa Apple a ser un líder del sector informático, bajo la batuta conjunta de Steve Jobs y John Sculley.
Las cosas se han ido complicando: primero Steve Jobs, informal y juvenil, con vaqueros y todo eso, pidió a Sculley, con chaqueta y corbata, que dejara la rancia Pepsi&Co. y que le echara una mano. Las cosas iban bien, pero tan bien iban que Jobs se tuvo que ir y fundar una nueva empresa, Next, mientras Sculley se hizo con el control. Y las cosas siguieron yendo bien, tan bien, que al final ha vuelto Steve Jobs, y Sculley se ha tenido que ir... ¿Hasta cuando estos círculos viciosos?
Para evitar los problemas de la democracia en la gestión empresarial, nada mejor, opinan algunos, que, ya que la economía es selvática, sea controlada por los simios, que son los que mejor se pueden manejar en la selva, y sabrán dirigir a los humanos, a fin de cuentas sus primos hermanos. Por ello, han ido emergiendo a los círculos de poder los diferentes tipos de simios, los macacos, los orangutanes, los gorilas, los babuinos, los chimpancés, y hasta los monos transgénicos como ANDi, un mono rhesus o macaco de la India, al que han fabricado en el Centro Regional de Investigación de Primates de Oregón con un gen de medusa para curar, dicen, un tipo de ceguera, pero que os vaticino que pronto veremos en algún despacho, con otros “veinte monos con diarrea, reunidos en asamblea, discutiendo con desgana del déficit de banana” como cantaría Moncho.
La competencia del incompetente. Las ventajas que tiene esta dirección colegiada de monos, y no quiero resultar monotemático, son múltiples y variadas. Se ha sabido desde siempre que el control férreo, la organización estricta, reporta ciertas ventajas al menos en el corto plazo. Luego, lógicamente, vendrán muchos contratiempos motivados, entre otros factores, por la escasa capacidad de delegación, el freno de las iniciativas y la motivación de los empleados, etc., pero, a corto plazo, las cosas parecen funcionar. Sobre todo porque estos nuevos jefes simiescos (cada uno con comportamientos diferenciados, según se trate de un macaco o un gorila, por ejemplo), no son conscientes de lo que realmente son y se consideran a sí mismos importantes e insustituibles.
Según un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista “Journal of Personality and Social Psychology” nada menos, se ha demostrado que son precisamente las personas menos capacitadas para hacer una determinada tarea las que se creen más competentes para realizarla. Son tan poco hábiles que ni siquiera disponen de la habilidad necesaria para darse cuenta de que no están capacitados: éste es el caso de esos simios que se han encaramado a la mesa del jefe y que no sueltan ni de coña el control sobre el racimo de plátanos. “Grandes monos con cartera”, que si hace falta, y seguimos con la copla, se apoyarán en “gorilas con cartuchera”.
El jefe perdedor e incompetente. De todas formas, no nos alarmemos más de la cuenta, pero, cuidado, sin bajar nunca la guardia. Este tipo de jefe simio tiene una gran probabilidad, a la larga, de convertirse en un perdedor. Te podrás ir dando cuenta cuando se ponga sentimental un día y te empiece a hablar de su lejana infancia contándote unas chorradas que no vienen al caso, cuando se le cambie la cara, poniéndosele como morada, como si le hubieran dado de hostias, después de recibir una llamada de su mujer, cuando le veas salir del despacho de su jefe (sí, del despacho del jefe de tu jefe, un mono más poderoso y brutal, posiblemente) con cara de estreñimiento o de diarrea, según los días. Hay muchas pistas que te ayudarán a detectar al jefe perdedor, de modo que cuando veas estas señales, ten un poco de sensatez y no te subas a su carro. Un carro conducido por un simio no va nunca por muy buen camino, pero mucho menos en estos casos.
A veces esto va unido a otros signos de incompetencia, como cuando te empieza a decir que no te ha pedido el informe que le llevas y que has tenido que terminar por la noche en casa (bueno, de madrugada, cuando has llegado a casa, porque en un descuido miraste el reloj en el bar y no pudiste seguir engañándote a ti mismo con la hora), o cuando te da a ti y a tus compañeros diversas órdenes, y todas ellas contradictorias, sobre el mismo tema. Todo esto no son más que comportamientos simiescos, contra los que debes defenderte y, cuando puedas, intentar cambiar.
El liderazgo es la alternativa. Sí, no hay más remedio que intentar cambiar esta situación, acabar con el predominio de los simios, por lo que lo mejor es que nosotros mismos lleguemos a ser jefes de un nuevo tipo, dotados de una actitud nueva y moderna, más acorde con el siglo XXI en el que nos encontramos y en el que estamos llamados a hacer cosas más grandes. No burradas más grandes, no, que ya las que ha habido hasta ahora son casi insuperables.
Por ello, debemos prepararnos para ser jefes, de modo que podamos asumir un día ese papel con más elegancia y dominio, como nos corresponde. Debemos hacerlo aportando nuevos valores, aprendiendo de lo que se ha hecho anteriormente pero dando a nuestra gestión una nueva impronta, que según aconsejan los más avanzados gurús actuales, debe centrarse en la capacidad de ser buenos comunicadores y tener una adecuada visión estratégica. Percibir los cambios, incluso antes de que ocurran, reaccionar con rapidez ante cada eventualidad, trasmitir a nuestros equipos y al exterior la información correcta, en una palabra, ser auténticos líderes.
Porque para ser un jefe eficaz, hay que dar el salto y convertirse en un líder, potenciar y desarrollar las habilidades propias de la jefatura, lo que impedirá finalmente que continuemos haciendo el mono como nuestros antecesores: la capacidad analítica, la creatividad, la facilidad de comunicación con el entorno laboral. Como afirma John P. Kotter, de la Harvard Business School, “liderazgo y dirección son dos sistemas de acción complementarios; mientras la segunda lucha por afrontar la complejidad, el primero lo hace por hacer frente al cambio”. El comportamiento cooperativo, la participación en la toma de decisiones, la motivación entendida de modo más amplio que las meras reivindicaciones salariales, todo ello hará que nos convirtamos en unos jefes auténticamente humanos, dentro de la actual evolución del trabajo en las sociedades complejas, dominada cada vez más por la fluidez, como afirma el sociólogo Juan José Castillo en su obra “A la búsqueda del trabajo perdido”. Los procesos productivos “se disuelven y se extienden en diversos territorios”, y en este entramado debemos andar con pies de plomo, y evitar que se nos fundan los plomos y que se nos crucen los cables, para no ser también disueltos. Así que, mejor, disolvamos de una vez a esos jefes simios y avancemos por el camino de la participación, la motivación y el diálogo. ¡Seamos nosotros los jefes, o al menos, actuemos como tales
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