sábado, 9 de abril de 2011

LO APÓCRIFO Y LO CANÓNICO (desde qué punto de vista). Terminator conoce a Jesús. vida de Brian (vida paralela con Jesús. entre telones María)

CC



ALGO SOBRE LOS APÓCRIFOS



Cuando se habla de los ‘apócrifos’ a secas, no hay duda de que nos referimos una serie de evangelios y documentos que en su día no encontraron la aprobación necesaria para formar el corpus canónico del que se deriva la doctrina cristiana oficial. Ésta consta hoy, aparte de los libros del Antiguo Testamento, de un total de veintisiete documentos que forman el Nuevo (los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, le Revelación o Apocalipsis y las Cartas), pero con ellos coexistían en los primeros tiempos del cristianismo muchos otros escritos, sin contar las innumerables versiones de cada evangelio oficial, que diferían entre sí por determinadas interpolaciones, variantes y supresiones.

Decidir qué documentos se elegían como representativos de la ortodoxia no fue tarea sencilla, ya que resultaba muy problemático deslindar los autores y épocas de elaboración. A título de ejemplo, señalemos que los cuatro evangelios canónicos, llamados de san Mateo, de san Marcos, de san Lucas y de san Juan, no fueron desde luego escritos por estos personajes, sino que son redacciones datables como mínimo entre finales del siglo I y mediados del II, elaborados, con buena voluntad, a partir de los recuerdos que del Maestro captaron sus discípulos… ¡un siglo después de la muerte de éstos! La crítica más imparcial ni siquiera los considera procedentes cada uno de un autor singular, sino meras variaciones (salvo el de san Juan) de un protoevangelio inicial llamado el Urmarcus, trufadas en cada caso de digresiones e interpolaciones.

Y es que la inclusión del nombre de un personaje en el título de un documento no era visto, ni mucho menos, como una falsificación de la propiedad intelectual de la obra, como haríamos hoy. Con esta elección, el autor conseguía expresar una vinculación con el personaje y lo que representaba, lo que orientaría a los lectores hacia un marco de comprensión previamente sugerido. Por ello es frecuente en los títulos, la alusión a los apóstoles, pero también a Pablo, a María, etc.

En todo caso, la formación de un corpus canónico fue un proceso lento, dado con rodeos y tropiezos, y acabó de completarse hacia los siglos III-IV, mediante el consenso entre los padres de la Iglesia, y fijado posteriormente en concilios.

Conviene tener muy presente algo: la palabra apócrifo, que actualmente tiene el sentido de “espurio, falso” significa etimológicamente y significaba en aquella época “oculto” (gr. apokrijh), y respondía a menudo al hecho de que estos relatos hubieran sido exhumados en general después de los normativos (aunque no siempre; algunos de éstos, como las cartas pastorales, las cartas joánicas, el Libro de Judas, etc., son posteriores a muchos apócrifos; mientras que algunos de éstos, como la Carta de Clemente a los Corintios o la Didakhé merecen una atención eclesial notable). Sólo teniendo esto presente adquiere sentido el nombre de uno de esos evangelios, que se titula, con todo desparpajo, Apócrifo de San Juan.

Los llamados documentos apócrifos completan y arrojan nuevas luces sobre los primeros años de Jesús y su doctrina. Suelen dividirse en tres tipos:



1 Los escritos apócrifos más antiguos, de la misma época que los canónicos, que entran incluso en competencia con ellos (v. gr. el Evangelio de Pedro), con nuevas tradiciones y enseñanzas sobre la vida de Jesús y su mensaje. En gran parte nos han llegado en forma fragmentaria, pero contienen importantes rastros de las direcciones que coexistían en la tradición cristiana. Así, en el Evangelio de los Hebreos se dice:



Me acaba de tomar mi madre, el Espíritu Santo, y me ha llevado a la excelsa montaña del Tabor”.



2. Los llamados Evangelios gnósticos, que, confirmando también en parte las tradiciones de los Sinópticos y repitiéndolos en muchos pasajes, presentan con todo una importante novedad. El gnosticismo fue una corriente, finalmente declarada herética, que incorporaba a la fe cristiana otras concepciones orientalizantes, en un eclecticismo religioso reconocible por la aparición de unos símbolos y un léxico hoy perdido, y que por ello resulta difícil de entender (consta que el Evangelio de Felipe y el de Tomás fueron utilizados por los maniqueos). De hecho, muchos de estos evangelios son para nosotros un galimatías indescriptible.

Veamos por ejemplo unos fragmentos del Evangelio de Tomás:



Jesús ha dicho: “Bienaventurado el león que por el hombre será comido, pues el león vendrá a ser hombre. Malaventurado el hombre que por el león será comido, pues el león vendrá a ser hombre” (sic).

Jesús ha dicho: “Este cielo pasará, y lo que le está por encima pasará, y los que están muertos no viven, y los que están vivos no morirán. Cuando coméis lo que está muerto, hacéis de ello algo vivo. Cuando acontezca que estáis en la luz, ¿que haréis? Cuando erais uno, vinisteis a ser dos. De la misma forma, cuando hayáis llegado a ser dos, ¿qué haréis?”







Jesús ha dicho: “Cuando veáis el que no ha nacido de mujer, inclinad vuestra faz y adoradlo; éste es vuestro padre”.









Otros más del Evangelio de Felipe:



Cuando éramos hebreos, estábamos huérfanos y teníamos sólo a nuestra madre, pero, cuando hemos devenido cristianos, hemos tenido padre y madre.

El hombre perfecto, primera verdadera manifestación, procedió de la preciencia del perfecto intelecto por medio de la manifestación de la voluntad del espíritu invisible y de la voluntad del autogenerado. El espíritu virginal la llamó Pigeradaman, y lo estableció en el primer eón en el gran autogenerado, el cristo, cerca de la primera luminaria Armozel, y sus potencias eran con él…

…El primero, Eteraphaope Abron, comenzó por crear la cabeza; Meniggesstroeth creó la parte superior; Asterekhmen creó el cerebro; el ojo derecho lo creó Thaspomokham; el ojo izquierdo…



3. Los Evangelios de la Infancia y de la Pasión-Resurrección, más posterior (hacia el año 200) recogen tradiciones complementarias sobre la vida de Jesús u otros personajes. Su objetivo no es transmitir enseñanzas del Maestro, sino llenar convenientemente los huecos de su vida presentes en las escrituras anteriores. Por ejemplo, los episodios menudos de la infancia de Jesús, tendentes a demostrar la precocidad milagrera de éste. O los Hechos de Pilato, cuya principal tesis es demostrar que éste (y por tanto los romanos, en representación de los cuales obraba) se vio literalmente obligado a condenar a Jesús, con lo cual la responsabilidad de su muerte recaía sobre el pueblo judío (el objetivo indudable era agradar al que a la sazón era el principal cliente del cristianismo, Roma).

Quizás el más interesante es el Protoevangelio de Santiago o Protosantiago (el hermano de Jesús, jefe de la Iglesia tras la muerte de éste, lo que confería al documento gran autoridad).

Suelen ser documentos dotados de una gran ingenuidad. Veamos un fragmento de las Narraciones de Tomás sobre la infancia del Señor:



Un día, este niño Jesús, cuando tenía cinco años, se entretenía, tras la lluvia, jugando en el cauce de un torrente. Recogía en charquitos el agua que se escurría, y con una sola orden, la volvía limpia al momento.

Después amasó barro y modeló con él doce pajaritos. Era sábado cuando lo hacía, y muchos otros niños jugaban con él.







Un judío que vio lo que Jesús hacía en sábado mientras jugaban fue corriendo a contarlo a su padre José:

—Mira, tu hijo está en el torrente, ha cogido barro y ha hecho con él doce pajaritos. Ha profanado pues el sábado.

José se presentó en dicho paraje, y al ver el niño le riñó, diciendo:

—¿Por qué has hecho en sábado lo que no está permitido?

Pero Jesús, golpeando sus manos, gritó a los pajaritos:

—¡Marchaos!

Y los pájaros se fueron volando y trinando.

Los judíos que lo vieron quedaron con la boca abierta, y fueron a contar a sus dirigentes lo que habían visto hacer a Jesús.



Los apócrifos sobre la infancia de Jesús son los que más chocan a nuestro actual sentido de la religión y el cristianismo. Es frecuente en ellos que el Niño Jesús, enfadado con algún compañero de juegos, lo mate, y aun a su padre si protesta. Intentando llegar un poco más allá del aspecto meramente chistoso del relato, podría deducirse de éste que los primeros evangelistas apócrifos consideraban los poderes sobrenaturales de Jesús como una “investidura” inherente al mismo, que él no utilizaba correctamente por estar al servicio de una mente todavía no formada.



Contra lo que suele creerse, estos documentos no pasaron a las mazmorras de la prohibición tras los concilios de los primeros siglos definidores de la ortodoxia cristiana, sino que convivieron con los oficiales hasta el Concilio de Trento, que con su hipersensitiva defensa de la ortodoxia los apartó de la circulación, sin declararlos, empero, heréticos ni condenarlos.

De hecho, esto hubiera resultado difícil, pues los evangelios apócrifos han tenido una fuerte influencia en el pensamiento cristiano, proporcionando tradiciones complementarias a las fijadas en los documentos oficiales. Estas tradiciones han tenido y siguen teniendo fuerte arraigo en la doctrina cristiana, al punto de que resultaría hoy muy difícil expurgar ésta de aquéllas. Por citar unos pocos ejemplos, de los evangelios apócrifos proceden las tradiciones siguientes:



· Considerar que san José era carpintero (en el Protosantiago lo consideran albañil). En Mt 13,55 se dice que era “artesano”.

· La inmaculada concepción de María (Protosantiago, IV).

· Otras tradiciones sobre María, como los nombres de sus padres (Joaquín y Ana), fiestas marianas como del 8 de septiembre (Natividad de la Virgen), etc.

· Las leyendas sobre la avanzada edad de san José, e incluso las de que había estado casado anteriormente (lo que explicaba la incongruencia entre la virginidad de María y la existencia de los hermanos de Jesús, de los que se habla en los evangelios con la mayor naturalidad).

· El número de los Reyes Magos (tres) y sus nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar.

· Los detalles sobre la decapitación de san Juan Bautista.

· La crucifixión de Pedro boca abajo (en un apócrifo del Antiguo Testamento, que también los hay, la Ascensión de Isaías).

· La tradición del nacimiento de Jesús en una cueva (Protosantiago, XVIII); en Lc 2, 7-12 se habla simplemente de un “establo”. Así como la tradición sobre el buey y la mula.

· La leyenda sobre los dos ladrones, Dimas y Gestas.

· Otras escenas, como la vara de san José que florece frente a la de otros pretendientes, la Virgen en su lecho mortuorio, etc., han sido recogidas abundantemente en la iconografía cristiana, por ejemplo en la basílica romana de Santa María a Mayor.

· La búsqueda de detalle llega a extremos para nosotros increíbles, como esa verificación de la virginidad de María después del parto que hace Salomé, mediante la prueba táctil.

· ¡Incluso han influido en otras religiones! Está demostrado que el retrato que se hace de María en la sura 19 del Corán procede el Protosantiago, y ya hemos visto que algunos evangelios gnósticos fueron usados como libros de culto por los maniqueos.



¿Qué motivos inspiraron el corpus apócrifo? Esta literatura nace en unos siglos de marcado pluralismo eclesial, con numerosas comunidades que, tomando por base la palabra enseñada por Jesús, deseaban profundizar en la fe por medio de la propia investigación, y una muestra de lo que hallaron por su cuenta es el notable despliegue neotestamentario apócrifo-no apócrifo, todo él digno de ser estudiado conjuntamente como expresión de un pueblo, de un momento y de una fe. Repitamos que algunos de los elementos tenidos hoy por canónicos son posteriores a otros apócrifos, e incluso las circunstancias en que algunos de los hoy considerados canónicos acabaron siéndolo (v. gr., el Evangelio de San Juan) obedecieron a pactos con determinados grupos en aras de la unidad eclesial.

Así, no es de extrañar el amplio arco teológico en que se mueven, desde leyendas ingenuas hasta relatos o enseñanzas que, si no aprobadas, sí entran en la actual ortodoxia cristiana, pasando por intentos de conciliación con doctrinas de gran fuerza en aquellos momentos, con las cuales había que competir o pactar. Por ello su propia influencia fue decisiva en la marcha de la iglesia, quien durante varios siglos vaciló hasta encontrar su propio camino.

Por ello hoy, alejados ya de la precaución antiherética, y desligados de la propensión “mágica” de la religión, su lectura puede representar un saludable ejercicio de profundización, tanto por los creyentes como para los simples investigadores de la doctrina que más ha influido en la especie humana.









Josep M. Albaigès

Salou, agosto 2000

También, aunque sea elemental, quizá no sea ocioso recordar que la palabra “Evangelio” significa “buena nueva” (gr. eu-aggelon), es decir, que no se refiere a biografía alguna, sino a una manifestación que se hace a los fieles sobre el cristianismo en general, no únicamente sobre la vida de Jesús.

Esto podía resumir una visión de la Trinidad, como el Padre, La Madre (llamada también el Espíritu Santo) y el Hijo. Sin duda esta interpretación, tan tentadora, fue de uso común en algunas sectas en los primeros siglos hasta ser desbancada por la hoy vigente. En el Evangelio de san Pedro, que complementa con algunos detalles los sinópticos, se aprecia alguna leve diferencia: Jesús es clavado en la cruz sólo por las manos, son dos ángeles gigantescos y no uno más “humano” quienes anuncian la Resurrección, etc.

Según los valentinianos, el que ha nacido de mujer y el Altísimo (demiurgo) es el Cristo Psíquico, que “pasa a través de María como el agua a través de un canal”.

Los hebreos identifican el padre con Jahvé, el dios de la hebdómada planetaria, la madre del cual es Sophia Akhamot, la divinidad lapsa; el padre de los gnósticos es el Unigénito.

Prefiguración de la leyenda, tantas veces repetida en la literatura piadosa, de la transformación milagrosa para ocultar algo (por ejemplo, de la musulmana santa Casilda, que llevaba comida a los cristianos cautivos; para que su padre no lo descubriera, ésta fue transformada prodigiosamente en rosas).

Si esto parece chocante, recordemos que se cuenta que en nuestra Guerra Civil se dio el caso de quemar el contenido de una panadería porque un sacerdote renegado había consagrado por despecho todos los panes del establecimiento, y por ello había que librarlos de posibles sacrilegios. Que el relato fuera cierto o no es lo de menos: obviamente, una tal concepción de los poderes del sacerdote es idéntica a la de los del Niño Jesús en las Narraciones de Tomás. Éstos formarían parte de él tan ineluctablemente, que el mismísimo Dios se vería “obligado” a encarnarse en un almacén de pan obedeciendo a los perversos designios de un traidor. Nuestra mentalidad acepta esto por vía tan chistosa como los episodios del apócrifo, pero hasta hace poco existían (y todavía existen, me consta) personas en esa línea de pensamiento.







ANEXO

¿Qué son los evangelios canónicos y los apócrifos? ¿Cuáles y cuántos son?


Los evangelios canónicos son los que la Iglesia ha reconocido como aquellos que transmiten auténticamente la tradición apostólica y están inspirados por Dios. Son cuatro y sólo cuatro: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

Así lo propuso expresamente San Ireneo de Lyon a finales del s. II (AdvHae. 3.11.8-9) y así lo ha mantenido constantemente la Iglesia, proponiéndolo finalmente como dogma de fe al definir el canon de las Sagradas Escrituras en el Concilio de Trento (1545-1563).

La composición de estos evangelios hunde sus raíces en lo que los apóstoles vieron y oyeron estando con Jesús y en las apariciones que tuvieron de él después de resucitar de entre los muertos. Enseguida los mismos apóstoles, cumpliendo el mandato del Señor, predicaron la buena noticia (o evangelio) acerca de Él y de la salvación que trae a todos los hombres, y se fueron formando comunidades de cristianos en Palestina y fuera de ella (Antioquía, ciudades de Asia Menor, Roma, etc).

En estas comunidades las tradiciones fueron tomando forma de relatos o de enseñanzas acerca de Jesús, siempre bajo la tutela de los apóstoles que habían sido testigos. En un tercer momento esas tradiciones fueron puestas por escrito integrándolas en una narración a modo de biografía del Señor. Así surgieron los evangelios para uso de las comunidades a las que iban destinados. El primero al parecer fue Marcos o quizás una edición de Mateo en hebreo o arameo más breve que la actual; los otros tres imitaron ese género literario.

En esta labor, cada evangelista escogió algunas cosas de las muchas que se transmitían, sintetizó otras y todo lo presentó atendiendo a la condición de sus lectores inmediatos. Que los cuatro gozaron de la garantía apostólica se refleja en el hecho de que fueron recibidos y transmitidos como escritos por los mismos apóstoles o por discípulos directos de los mismos: Marcos de San Pedro, Lucas de San Pablo.

Los evangelios apócrifos son los que la Iglesia no aceptó como auténtica tradición apostólica, aunque normalmente ellos mismos se presentaban bajo el nombre de algún apóstol.

Empezaron a circular muy pronto, pues ya se les cita en la segunda mitad del s. II; pero no gozaban de la garantía apostólica como los cuatro reconocidos y, además muchos de ellos contenían doctrinas que no estaban de acuerdo con la enseñanza apostólica.

“Apócrifo” primero significó “secreto” en cuanto que eran escritos que se dirigían a un grupo especial de iniciados y eran conservados en ese grupo; después pasó a significar inauténtico e incluso herético. A medida que pasó el tiempo el número de esos apócrifos se acrecentó en gran medida tanto para dar detalles de la vida de Jesús que no daban los evangelios canónicos (por ej. los apócrifos de la infancia de Jesús), como para poner bajo el nombre de algún apóstol enseñanzas divergentes de la común en la Iglesia (por ej. evangelio de Tomás).

Orígenes de Alejandría (+ 245) escribía: “La Iglesia tiene cuatro evangelios, los herejes, muchísimos”.

Entre las informaciones de los Santos Padres, los conservados por la piedad cristiana, y los atestiguados de un modo u otro en papiros, el número de “evangelios apócrifos” conocidos es algo superior a cincuenta.

Gonzalo Aranda



"Always Look on the Bright Side of Life" es el canto final de la película"La vida de Brian" tercer largometraje del grupo de comedia inglés Monty Python. Life Of Brian (La vida de Brian, 1979) trata la historia de un niño que nace el mismo día que Jesucristo, el Mesías, y es varias veces confundido con él. EL canto mencionado al comienzo es interpretada por un coro de crucificados. La película es, junto con Los caballeros de la mesa cuadrada la más exitosa de Monty Python.Fue dirigida por Terry Jones y escrita por los Monty Python: Terry Jones, Terry Gilliam, Eric Idle, John Cleese, Michael Palin y Graham Chapman. Asimismo, es un dato que raramente es mencionado el haber sido financiada por George Harrison, el mítico componente de Beatles.

El protagonista, Brian Cohen, nace en un establo a unos pasos del lugar de nacimiento de Jesús, lo que en un principio confunde a los tres reyes magos, que vienen a alabar al futuro rey de los judíos. Su padre fue un centurión romano llamado Traviesus Maximus, que violó a la madre de Brian ("¿Quieres decir que fuiste violada?", "Bueno, en primer lugar, sí").
Leer la trama de la película en http://es.wikipedia.org/wiki/La_vida_de_Brian
CRITICA: Delirante y divertidísima comedia que relata, a golpe de carcajada, la vida de un desastre de hombre, contemporáneo de Jesucristo, que es confundido por el pueblo con un mesías. Que nadie se confunda: "Life of Brian" no es una amalgama de escenas absurdas que hacen reir, es una brillante sátira que desborda con un humor maravillosamente inteligente. Obra capital de los geniales Monty Python, su gozosa visión está llena de memorables gags que la encumbran como una de las mejores parodias de la historia del cine.
Pueden bajar la película de http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/1261541/La-vida-de-Brian---Monty-Python.html

http://www.warianoz.com/foros/showthread.php?t=711755 ¿iNMACULADA CONCEPCIÓN O INMACULADA MANIPULACIÓN DEL CLERO?

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifk_0VL9F5P5GNsaNaDegDrLip-UwOEIky3B3-gwgbFxJzS715cIwS785mNq7CpCneWceZ03WBewsUGe2rBufTPDfqSxjsXiatGOEope4n3METU-Vz6aCEoRymFffCfxHcs9GHgruULb3e/s400/virgen-leche.jpg

Cuando la muchedumbre pregunta a María: “¿Eres virgen?” ... Pero hay otras preguntas:
¿Cómo fue el milagroso embarazo (...
en algunos evangelios se la llama Mariám (una versión de Miriam) con más frecuencia que María. En realidad, los detalles de su embarazo milagroso fueron añadidos e los evangelios de Mateo y Lucas hacia el año 80, unos decenios después de la muerte de María y basándose en tradiciones orales que quizá se habían mezclado con fantasías..... en Alejandría comenzó a correr el rumor insidioso de que Jesús era en realidad hijo de un centurión romano llamado Pantherus; otros decían que María había concebido al niño con su propio hermano, un escándalo que su familia tuvo que acallar.

Desde cuándo es importane la virginidad? Más o menos en el año 200, cuando los teólogos comenzaron a asociar el placer físico con la ruina espiritual y a promover a María como el ideal de mujer latina, una madre que nunca había mantenido relaciones sexuales.
¿Cómo se implantó la semilla sagrada?
Algunos insinuaron que el arcángel Gabriel la puso a través del oído de María, otros que entró por su boca por obra del Espíritu Santo. El artista anónimo que en 1430 esculpió un relieve en una capilla de Wurzburgo, Alemania, mostraba a Dios enviando su semen desde el cielo por un largo tubo.
¿Y cómo permaneció intacta la Santísima Madre mientras daba a luz?
El niño Jesús debió de salir flotando mágicamente del útero, razonaban los estudiosos; según un pintoresco relato, cuando la comadrona de María, Salomé, dudó de este hecho y trató de someter a María a una sonda exploratoria, su dedo sacrílego quedó atrofiado por un fuego divino.
A propósito, ¿Qué fue de los hermanos de Jesús?
Los evangelios mencionan en varias ocasiones que tenía hermanos y hermanas. Pero estos otros hijos, sostenían los teólogos, debían de ser de José, habidos en un matrimonio anterior.

En el Renacimiento, la historia de María se complicó de lo lindo. Los primeros anatomistas creían, a pesar de algunas pruebas bastante obvias en sentido contrario, que tanto la parte masculina como la femenina debían obtener placer durante el acto sexual para que pudiera tener lugar la concepción; se pensaba que, durante el orgasmo de la mujer, los ovarios eyaculaban su propia semilla o semen en el fluido coital que se mezclaba con el del varón. Y así, a finales del siglo XVI, el jesuita español Tomás Sánchez se vio obligado a examinar la cuestión del Gozo de la Inmaculada: ”¿Emitió la Santísima María semen durante sus relaciones con el Espíritu Santo?”.

http://tejiendoelmundo.files.wordpress.com/2010/07/inmaculada_concepcion.jpg

http://www.youtube.com/watch?v=HFSAffL-nHU



http://www.youtube.com/watch?v=YsQWcryO6H0&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=n___mO-xX4Q










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