lunes, 4 de abril de 2011

ORIGEN E HISTORIA DE LOS KAMIKAZES (tokkotai)

CC



Kamikaze o piloto suicida es una interpretación errónea que hicieron los traductores estadounidenses de la palabra correcta que sería algo así como “Shinpu”.
La palabra se extendió de esta manera y pasó a considerarse mundialmente válida para cualquier acto de suicidio, con el objetivo de dañar o destruir algo. El término correcto, y el usado en japón es Shinpu tokubetsu kogeki tai, o de forma resumida, tokkotai….


El valor temerario de los kamikazes sólo se entiende desde la perspectiva espiritual que lo inspira.


Un proverbio japonés arraigado en la cultura nipona aporta la clave: "El valor de la vida frente al cumplimiento del deber tiene el peso de una pluma". El deber como imperativo divino y moral está muy por encima de la voluntad del individuo y de su corta, efímera e insignificante vida. Esta percepción metafísica está enraizada con la reencarnación y el karma budista, que determina el crecimiento espiritual a través de los actos personales cuya trascendencia se extiende hasta la eternidad.

Asimismo, el Sintoísmo (literalmente, camino de los dioses) es la religión autóctona y más ancestral de Japón que proclama la adoración a los espíritus (Kami) que habitan en los elementos (agua, aire, tierra, fuego y el vacío) y en la naturaleza (la diosa del sol por encima). Mantienen la creencia en los fantasmas y en la divinidad del espíritu de los muertos que al morir entraban a formar parte de los kamis (se han contabilizado hasta ocho millones). Desde la antigüedad los emperadores ejercían de chamanes de estas fuerzas naturales que regían el destino humano. Este precepto fue aprovechado durante el imperio de Hiro-Hito que convirtió el Sintoismo en religión estatal, utilizándolo como instrumento de absolutismo político y nacionalista al servicio del emperador, considerado así un ayudante de dios en la tierra.

Para un kamikaze, pues, morir por su emperador era un orgullo y festejaban este acto con solemnidad. Antes de surcar los cielos participaban en una ceremonia en la que bebían "sake" y entonaban plegarias sintoístas, portando banderas simbólicas "Kyokujitsu-ki", una pistola Nambu o una katana y el hachimaki con la cinta de sol y rayos.

A este aspecto espiritual habría que sumarle la idealización casi romántica de los guerreros medievales, que les sirvieron de referencia e inspiración: los Samuráis (guerreros leales a sus señores), los Yamabushi (monjes budistas guerreros) o incluso de los Ninjas (asesinos y espías mercenarios) todos ellos diestros en las armas, dotados para la estrategia militar y fieles a unos códigos de honor (los ninjas no) inspirados en la disciplina, la justicia, la obediencia y el desprecio absoluto por la muerte.

Con estos antecedentes socioculturales no es de extrañar la devoción de los Kamikazes, destinados a vencer o morir, sin término medio. La gloria del guerrero les redimía de otras faltas morales.

Este germen sociológico define en parte la idiosincrasia de una sociedad tan compleja y contradictoria como la japonesa, que se debate entre la modernidad y la tradición, la exaltación y la calma, la espiritualidad y la superstición. Es el encanto de una nación que ha aprendido a luchar sin descanso con las paradojas de su propia naturaleza

Antes de la salida de cada piloto a su última misión, se llevaban a cabo ceremonias en las que se les entregaba la bandera del sol naciente, con inscripciones espirituales, una pistola o una katana y una copa de sake o té antes de despegar, para envalentonarlos. Los pilotos usaban además una banda con el sol naciente y una senninbari, una «cinta de mil puntadas» tejida por 1.000 mujeres que hacían una punta cada una.







Los pilotos componían además un jisei no ku, (poema compuesto cercano a la muerte), tradición que efectuaban los samurái antes de cometer seppuku o harakiri. Llevaban plegarias de su familia y se les concedían varias condecoraciones militares.

El primer y único instructor de este grupo de élite, el vicealmirante Onishi, envió la última brigada de kamikazes bombarderos un día antes de la rendición de Japón, el 14 de agosto de 1945. El día 15 se hizo público el rendimiento de Japón y Onishi se suicidó por medio del seppuku o harakiri. Su último legado fue este escrito, que dictó en su agonía:

“Deseo expresar mi profundo aprecio a las almas de los valientes atacantes especiales. Ellos lucharon y murieron valerosamente, con fe en nuestra victoria final. En la muerte, quiero purgar la parte que me toca en el fracaso de no lograr esa victoria y pido disculpas a las almas de esos pilotos muertos y sus acongojadas familias. Deseo que la gente joven de Japón encuentre en mi muerte una moraleja. Ser temerarios solamente favorecerá al enemigo. Deben inclinarse con la mayor perseverancia ante el espíritu de la decisión del Emperador. Ustedes son el tesoro de la nación. Con todo el fervor de espíritu de los atacantes especiales, luchen por el bienestar de Japón y por la paz en todo el mundo.”

http://vso-start.com/origenes-e-historia-de-los-kamikazes/

http://www.suite101.net/content/kamikazes-los-guerreros-del-viento-divino-a44482

Anexo

A fines del siglo XIII, el lí der del Imperio Mongol Kublai Khan se dispuso a la conquista del Japón con una flota de 4000 barcos y más de 40 mil soldados. Pero sus tropas fueron diezmadas antes de desembarcar, sorpresivamente, por un terrible tifón que hundió a casi todas sus naves. Los monjes sintoí­stas, que creí an que la tormenta se habí a desencadenado como resultado de sus ruegos y plegarias, le dieron el nombre de “kamikaze” o “viento divino”. Este hecho marcó desde entonces en la tradición japonesa la idea de un pueblo protegido.
http://www.zenzi.org/articulo/los-10-eventos-meteorologicos-que-cambiaron-la-historia

No hay comentarios:

Publicar un comentario