martes, 5 de abril de 2011

BIOCOMBUSTIBLES DE ÚLTIMA GENERACIÓN (¿más energía o hambre?). LA TEORÍA GOLD SOBRE EL PETRÓLEO (debate sobre su producción científica)


CC

Tomado directamente del blog de Juanjo Gabiña. http://juanjogabina.com/2009/08/12/biocombustibles-de-nueva-generacion/ Otro asunto interesante en http://kalicom.wordpress.com/2009/08/09/el-extrano-caso-de-la-ratas-los-gatos-y-la-gaviotas/ Las algas avanzan lentamente y toman la delantera en la carrera para producir la próxima generación de biocombustibles. Cuando la empresa de petróleo BP se definió a sí misma como ‘BP: Beyond Petroleum‘ —Más allá del petróleo— y el color de moda entre las compañías petroleras comenzó a ser el verde, Exxon Mobil no quiso saber nada de ello y se colocó al margen de todas estas prisas por abordar otras fuentes de energía alternativas al petróleo. De hecho, Rex Tillerson, el jefe del ejecutivo —‘chief executive officer’, CEO— con cierto humor suele referirse a los biocombustibles como sandeces ilusorias Ahora, cuando algunos de los entusiastas de la utilización de algas para la elaboración de biocombustibles lo están reconsiderando al decrecer las expectativas que habrían puesto en dichas energías alternativas, Exxon parece caminar contra corriente, una vez más. En efecto, el 14 de julio de 2009, representantes de Exxon Mobil manifestaron que la compañía petrolera invertiría 300 millones de dólares en lo que, probablemente, será el mayor esfuerzo realizado hasta ahora para crear una nueva generación de biocombustibles. Además, en caso de que las cosas fueran bien, piensa destinar otra partida de 300 millones de dólares. El beneficiario de esta aportación al I+D en materia de biocombustibles es Synthetic Genomics. Se trata de una empresa dedicada al uso de microorganismos modificados genéticamente para la producción de etanol e hidrógeno como combustibles alternativos al petróleo y sus derivados. Synthetic Genomics tiene la sede en San Diego, California, y pertenece a Craig Venter, un biólogo investigador que confundó el famoso instituto ‘The institute for Genomic Research’,TIGR, en 1992, donde se logró desarrollar con financiación privada una versión del proyecto del genoma humano en el decenio de 1990. Algunos años antes, fue el líder del equipo de investigadores que produjo la primera secuencia genética de un organismo vivo —una bacteria llamada Haemophilus influenzae. Sin embargo, esta vez el dinero se aplicará no en personas, ni en bacterias, sino en algas. Por el momento, la mayoría de los biocombustibles son el bioetanol —por lo general fabricado a partir de la de caña de azúcar o del maíz— o el biodiesel, obtenido a partir de los aceites vegetales provenientes de plantas oleaginosas como la palma, soja, colza, etc. Sin embargo, muchas personas creen estos biocombustibles que no podrán durar más de un plazo de diez años por lo que habrá que descubrir los biocombustibles de nueva generación. Algunos están en ello y lo conseguirán
Tomado directamente del blog de Juanjo Gabiña.
http://juanjogabina.com/2009/08/12/biocombustibles-de-nueva-generacion/

Otro asunto interesante en http://kalicom.wordpress.com/2009/08/09/el-extrano-caso-de-la-ratas-los-gatos-y-la-gaviotas/

Las algas avanzan lentamente y toman la delantera en la carrera para producir la próxima generación de biocombustibles. Cuando la empresa de petróleo BP se definió a sí misma como ‘BP: Beyond Petroleum‘ —Más allá del petróleo— y el color de moda entre las compañías petroleras comenzó a ser el verde, Exxon Mobil no quiso saber nada de ello y se colocó al margen de todas estas prisas por abordar otras fuentes de energía alternativas al petróleo.



De hecho, Rex Tillerson, el jefe del ejecutivo —‘chief executive officer’, CEO— con cierto humor suele referirse a los biocombustibles como sandeces ilusorias Ahora, cuando algunos de los entusiastas de la utilización de algas para la elaboración de biocombustibles lo están reconsiderando al decrecer las expectativas que habrían puesto en dichas energías alternativas, Exxon parece caminar contra corriente, una vez más.

En efecto, el 14 de julio de 2009, representantes de Exxon Mobil manifestaron que la compañía petrolera invertiría 300 millones de dólares en lo que, probablemente, será el mayor esfuerzo realizado hasta ahora para crear una nueva generación de biocombustibles. Además, en caso de que las cosas fueran bien, piensa destinar otra partida de 300 millones de dólares.

El beneficiario de esta aportación al I+D en materia de biocombustibles es Synthetic Genomics. Se trata de una empresa dedicada al uso de microorganismos modificados genéticamente para la producción de etanol e hidrógeno como combustibles alternativos al petróleo y sus derivados.

Synthetic Genomics tiene la sede en San Diego, California, y pertenece a Craig Venter, un biólogo investigador que confundó el famoso instituto ‘The institute for Genomic Research’,TIGR, en 1992, donde se logró desarrollar con financiación privada una versión del proyecto del genoma humano en el decenio de 1990. Algunos años antes, fue el líder del equipo de investigadores que produjo la primera secuencia genética de un organismo vivo —una bacteria llamada Haemophilus influenzae. Sin embargo, esta vez el dinero se aplicará no en personas, ni en bacterias, sino en algas. Por el momento, la mayoría de los biocombustibles son el bioetanol —por lo general fabricado a partir de la de caña de azúcar o del maíz— o el biodiesel, obtenido a partir de los aceites vegetales provenientes de plantas oleaginosas como la palma, soja, colza, etc. Sin embargo, muchas personas creen estos biocombustibles que no podrán durar más de un plazo de diez años por lo que habrá que descubrir los biocombustibles de nueva generación. Algunos están en ello y lo conseguirán

Nota: a continuación un artículo que abre fuegos sobre este candente debate que está a la orden del día en momentos de crisis

Hambre por biocombustibles. Autor: Miguel Ángel Llana
El modelo económico de los países desarrollados está especialmente vinculado al consumo de energía, que sigue creciendo mientras las reservas propias de gas y petróleo, según la British Petroleum, apenas llegan a 10 años en EEUU y poco más en la UE de los 25. Los problemas son evidentes pero no las soluciones que se están dando. El reparto del mundo después de la Segunda Guerra Mundial fue, sobre todo, de los recursos entre los que la energía, petróleo y gas, lideraron todos los demás. Sangre por petróleo ha sido el lema sin más límite que la resistencia de los pueblos. Los hechos y las guerras permanentes lo confirman, pero en cambio ahora se trata de una guerra soterrada, no menos perversa, donde el negocio es hambre por biocombustibles.
La realidad de unas reservas limitadas, los conflictos sin fin y la creciente necesidad de más energía cada vez, han propiciado la oportunidad de hacer negocio a cualquier precio convirtiendo así los biocombustibles en el escenario para hacer dinero a pesar de la ruina ecológica que supone y de la contradicción que encierra. Los agrocombustibles, como deberían llamarse, se obtienen en extensos cultivos de maíz, remolacha, caña, trigo, etc., de los que se obtiene el bioetanol o de los cultivos oleaginosos como la colza, girasol, soja, etc. para el biodiésel, destinados ambos a sustituir o a complementar el diesel o la gasolina en los vehículos.
Cuatro cuestiones clave: extensión, cultivos, rendimiento y biomasa.
Extensión. La Tierra tiene una superficie de 13.041 millones de hectáreas de las que 4.155 no son cultivables; 3.869 son de bosque y 5.017 agrícolas. Esta superficie agrícola se reparte, según datos de 2001 de la FAO de las Naciones Unidas en el 30,5% -1.530 millones de hectáreas- para cultivos y el 69,5% para pastos. Es decir, la superficie agrícola es de 0,77 hectáreas por persona y la cultivable sólo de 0,24 ha/persona. Esto es lo que tenemos pero a la baja, pues en los últimos 15 años la cubierta forestal ha disminuido un 3% y la destinada a cultivos y pastos también está en retroceso por la creciente desertización.
Cultivos, dependiendo del tipo, zona y demás factores, la productividad bruta de bioetanol y biodiésel, estimándola muy por arriba para facilitar la comprensión y abreviar, digamos que es una tonelada por hectárea al año (Para la soja 0,4 t/ha y 0,9 t/ha para el girasol). El consumo primario mundial de energía de gas natural y petróleo es de 5.881 t/año que hemos de comparar con las 5.017 ha agrícolas disponibles para cultivos y pastos de donde se pretende sacar ahora parte de la energía. Como una hectárea produce una tonelada bruta de bioetanol o biodiésel, con un rendimiento neto que, en el mejor de los casos, no supera el 30%, es decir 0,3 t/ha haciendo una estimación muy generosa, para sustituir el consumo de petróleo y gas necesitaríamos casi cuatro veces (3,91) la superficie mundial dedicada a cultivos y pastos, aunque la mayoría de los suelos no podrían utilizarse por ser inadecuados o de mala calidad. Para centrar el problema, si quisiéramos sustituir sólo el 5% del consumo de petróleo y gas, necesitaríamos sacrificar el 20% de la superficie agrícola total de cultivos y pastos, pero si nos referimos sólo a la superficie de cultivos, este 5% requeriría disponer del 64% de las 1.530 ha de tierra cultivable disponible en el mundo.
Rendimiento. El modelo agrícola también está basado en elevados consumos de energía: mecanización de los procesos agrícolas, abonos, pesticidas, arado, siembra, riego, recolección, transporte y el resto de actividades están basadas en el gasto de energía, principalmente petróleo y gas. Este modelo agrícola, cuestionado hace tiempo, por su bajo o negativo rendimiento energético en cultivos tanto intensivos como extensivos, se mantiene gracias a un desproporcionado y creciente consumo de energía que la naturaleza después no puede compensar. La sobreexplotación de los suelos hace disminuir los nutrientes, aumenta el consumo de agua y altera el ecosistema, traduciéndose todo en menores rendimientos y requiriendo mayor aportación de recursos que siempre provienen de más y más energía como abonos, pesticidas, bombeo de agua, etc. El rendimiento energético de los cultivos destinados a los biocombustibles es muy bajo o negativo, en relación con la aportación energética necesaria para su obtención. Es decir, para obtener una caloría en estos cultivos hemos de aportar como mínimo 0,7 calorías y a medida que el cultivo se hace más intensivo, más de una caloría. Aunque este rendimiento energético sea negativo no implica que no sea un buen negocio para otros, cuando se juega con costes sociales que no se imputan en los costes que afectan al rendimiento, como la degradación de las tierras, del ecosistema, expropiaciones, créditos blandos, subvenciones, ventajas fiscales, etc.
Biomasa. La obtención de energía a partir de la tala de bosques o el aprovechamiento de residuos agrícolas o forestales, produce un efecto de desnutrición y de erosión de los suelos haciéndolos improductivos y favoreciendo la desertización. La sobrexplotación de los residuos agrícolas que actúan como nutrientes o de la masa forestal, contribuye a agravar más la situación, no a solucionarla. Los suelos se fertilizan con el reciclaje de sus propios residuos.
Epílogo
Los biocombustibles no son una energía alternativa. Además, el rendimiento energético de la agricultura industrializada está cuestionado y es negativo -si no lo es ya en el inicio- en cuanto se agotan las ventajas iniciales del suelo virgen rico en nutrientes. El empleo generalizado de transgénicos lo complica todavía más. Los cultivos realizados hasta ahora han ocupado extensas áreas empobreciendo y excluyendo a la población al actuar en detrimento su agricultura secular, lo que está provocando desplazamientos masivos y unos enormes problemas sociales.
La agresión a la naturaleza ejercida sobre la biomasa para obtener biocombustibles es mucho más grave que los actuales problemas de Kioto y el cambio climático, aparte de la pauperización y la miseria en que se sumiría, todavía más, a todo el tercer mundo desposeyéndolo de sus cultivos para obtener agrocombustibles en vez de alimentos sin que tampoco se resuelvan los problemas energéticos existentes, sino agravándolos.
Fuente: www.rebelion.org
Publicado por Miguel Angel http://ecomancha.blogspot.com/2007_11_01_archive.html



Resumen: la nueva teoría del astrofísico Thomas Gold, de la Universidad de Cornell afirma que los hidrocarburos han existido desde los primeros tiempos del universo, y son parte del proceso de formación de los planetas. Sus componentes, hidrógeno y carbón, se originaron en el “caldo primordial” del que se formó la Tierra. Dice Gold que el metano y el petróleo de la Tierra no tienen un origen biológico, como históricamente se afirma

El astrofísico Thomas Gold, de la Universidad de Cornell, fue el director fundador del Centro de Radiofísica e Investigación Espacial de la Universidad de Cornell, presidente del Departamento de Astronomía de Cornell y es el autor de más de 260 trabajos en el área de la cosmología, zoología, física y astronomía.
Recientemente ha editado el libro “The Deep Hot Biosphere” (La profunda y caliente biosfera), que es la culminación de más de cincuenta años de trabajo en la vida de este notable autor. La tesis de Gold en “La profunda y caliente biosfera” es simple: los hidrocarburos han existido desde los primeros tiempos del universo, y son parte del proceso de formación de los planetas. Sus componentes, hidrógeno y carbón, se originaron en el “caldo primordial” del que se formó la Tierra. Dice Gold que el metano y el petróleo de la Tierra son abiogénicos, es decir, no tienen un origen biológico.
Contradiciendo las tradicionales explicaciones, Gold afirma que los hidrocarburos no se disociaron durante los primeros tiempos a causa de las altas temperaturas de la formación planetaria, tal como sostienen los teóricos, sino que, como lo demuestra la actual ciencia geológica, las temperaturas no eran lo suficientemente altas, en especial cuando se tienen en cuenta las presiones relacionadas con la profundidad.
Gold sostiene que las fuentes de hidrocarburos se encuentran a grandes profundidades debajo de la corteza terrestre, y no a pocos kilómetros sino a cientos de kilómetros. Las fuentes profundas de hidrocarburos están todavía funcionando, bombeando toneladas de petróleo y metano a través de las grietas y rocas porosas hasta los niveles sedimentarios más superficiales.
Es aquí donde los equipos petroleros acceden a los afloramientos que han sido endicados verticalmente en forma de reservas de petróleo. Gold afirma que el petróleo no es el resultado de la descomposición de plantas prehistóricas; estaba allí unos cuantos miles de millones de años antes de que la vida apareciera en el planeta

Gold explica en el libro las últimas informaciones sobre la investigación espacial, muchas de las cuales él mismo descubrió o propuso, que confirma que los hidrocarburos están presentes en cuerpos celestes sin vida como lunas, asteroides, cometas y, por supuesto, en los gigantes gaseosos como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. De hecho, la coloración azulada de Urano es resultado del metano, uno de los llamados combustibles fósiles. Gold comenta: “Estoy seguro de que no existen pestilentes pantanos en Titán o Plutón”. Para apoyar su teoría de la abiogencidad de los hidrocarburos, Gold hace notar lo siguiente: Los patrones geográficos que emergen de los campos petrolíferos, ya sea en el Medio Oriente o en Indonesia, todos muestran correspondencia con estructuras geológicas de gran profundidad. Esto se contrasta notablemente con la distribución al azar que se encuentra en la vida de superficie, y sus subsecuentes fósiles, que jamás han exhibido tales patrones de distribución geográfica

Los hidrocarburos de un campo petrolífero cualquiera no muestran cambios químicos a medida de que la profundidad de extracción aumenta. Sin embargo, los fósiles por encima de él tienen una “firma” geológica que cambia constantemente y que se relaciona con sus particulares períodos paleontológicos.
Los hidrocarburos se encuentran en áreas geográficas donde la abundancia de vida prehistórica que se conoce que existía allí no podría jamás haber provisto la cantidad de hidrocarburos involucrados. La mayor parte de la vida de superficie se compone de 90 por ciento de agua y 10 por ciento de compuestos orgánicos. De modo que, aún si todo ese 10 por ciento orgánico se convirtió en “combustible fósil” no estaría ni siquiera cerca de la masa de hidrocarburos que ya se han extraído durante los últimos 130 años.
A causa de que los hidrocarburos son tan consistentes, el uso de particulares trazas de metales se puede usar para identificar su origen geográfico.
Las actuales reservas de petróleo se están rellenando nuevamente –desde el fondo. Gold lo explica: “El fenómeno de las reservas de petróleo que parecen estarse llenando otra vez es algo ampliamente informado, de manera notable en el Medio Oriente y a lo largo de la Costa del Golfo de los Estados Unidos. Veo esto como una fuerte evidencia que apoya a la teoría del gas proveniente de las profundidades de la Tierra”. Las nuevas teorías de Gold abren la puerta a un apasionante debate.

La teoría tradicional

El petróleo se forma bajo la superficie terrestre por la descomposición de organismos marinos. Los restos de animales minúsculos que viven en el mar se mezclan con las arenas y limos que caen al fondo en las cuencas marinas tranquilas. Estos depósitos, ricos en materiales orgánicos, se convierten en rocas generadoras de crudo. El proceso comenzó hace muchos millones de años, cuando surgieron los organismos vivos en grandes cantidades, y continúa hasta el presente.
Los sedimentos se van haciendo más espesos y se hunden en el suelo marino bajo su propio peso. A medida que van acumulándose depósitos adicionales, la presión sobre los situados más abajo se multiplica por varios miles, y la temperatura aumenta en varios cientos de grados. El cieno y la arena se endurecen y se convierten en esquistos y arenisca; los carbonatos precipitados y los restos de caparazones se convierten en caliza, y los tejidos blandos de los organismos muertos se transforman en petróleo y gas natural.
Una vez formado el petróleo, éste fluye hacia arriba a través de la corteza terrestre porque su densidad es menor que la de las salmueras que saturan los intersticios de los esquistos, arenas y rocas de carbonato que constituyen dicha corteza. El petróleo y el gas natural ascienden a través de los poros microscópicos de los sedimentos situados por encima. Con frecuencia acaban encontrando un esquisto impermeable o una capa de roca densa: el petróleo queda atrapado, formando un depósito.
Sin embargo, una parte significativa del petróleo no se topa con rocas impermeables sino que brota en la superficie terrestre o en el fondo del océano. Entre los depósitos superficiales también figuran los lagos bituminosos y las filtraciones de gas natural
http://www.interempresas.net/Quimica/Articulos/Articulo.asp?A=12415

ANEXO INVESTIGACIONES




Quizá el mundo no se está quedando sin petróleo, sino que literalmente es una fábrica de hidrocarburos. Esta quimera empieza a tener visos de realidad según un estudio que publica la revista 'Nature Geoscience'. Por vez primera, los científicos han comprobado que el etano e hidrocarburos más pesados pueden ser sintetizados a las altas presiones y temperaturas de la capa superior del manto, sin que por ello intervenga la materia orgánica procedente de plantas y animales muertos.
Si están en lo cierto, el planeta podría ser una fábrica de hidrocarburos, una especie de gasolinera gigante. Es decir, los componentes del crudo no sólo se forman gracias a la descomposición de las plantas y animales, sino también en condiciones abióticas, sin que la vida intervenga. En cierta manera, eso vendría a demostrar que las reservas de combustibles fósiles son esencialmente inagotables.Y dado que la humanidad depende hoy en día de los combustibles fósiles, la provisión de hidrocarburos sería prácticamente ilimitada (otra cuestión es el problema del cambio climático).



Simulación del manto terrestre

El equipo de Alexander Goncharov, del Laboratorio de Geofísica de la Institución Carnegie en EE UU, simuló las condiciones del manto con una sonda de diamante y un láser. Sometió al metano a presiones que eran 20.000 veces superiores a la atmosférica, y a temperaturas entre 700 y 1226 grados centígrados, las condiciones que se encontrarían a entre 72 y 154 kilómetros de profundidad. El metano formó etano, propano, butano, hidrógeno molecular y grafito.

El etano, sujeto a estas condiciones, derivó en metano. Los hidrocarburos pesados pueden existir teóricamente a esas profundidades. Y en completa ausencia de materia orgánica. Una teoría defendida por el fallecido astrofísico Thomas Gold y que genero a finales del siglo pasado no poca controversia.

El profesor Kutcherov, que participó también en el estudio, cree que estos experimentos vienen a dar la razón a una teoría muy controvertida, que mantenía que los depósitos de crudo y gas recibían aportaciones procedentes del manto, desde las profundidades de la Tierra, propuesta por científicos rusos y ucranios. Y ha saludado la noticia. "Necesitamos saber más sobre la síntesis y la estabilidad de los compuestos e hidrocarburos más pesados que hemos estudiado bajo estas condiciones". El experimento confirma que la teoría puede llevarse a la práctica



Generan hidrocarburos en laboratorio, sin necesidad de materia orgánica http://www.tendencias21.net/notes/Generan-hidrocarburos-en-laboratorio,-sin-necesidad-de-materia-organica_b1510442.html

Desde siempre, se ha pensado que el petróleo –con el que se fabrica la gasolina que usamos en las casas y en los coches- comenzó a producirse a medida que los organismos vivos que poblaban la Tierra morían y sus cuerpos se compactaban, calentándose bajo las pesadas capas de sedimentos de la corteza terrestre.

Sin embargo, también durante años, los científicos han debatido acerca de la posibilidad de que estos hidrocarburos pudieran haber sido creados en las profundices de la Tierra sin materia orgánica alguna.

Ahora, por vez primera, científicos del Carnegie Institution's Geophysical Laboratory, en colaboración con investigadores rusos y suecos, han descubierto que el etano y los hidrocarburos más pesados pueden ser sintetizados bajo las mismas condiciones de presión y temperatura del manto superior de la corteza de la Tierra.

Usando
una celda de diamante y una fuente de calor láser, los científicos sometieron en primer lugar al metano a una presión 20 mil veces mayores que la presión del nivel del mar y a una temperatura de unos 1.200 ºC. El metano reaccionó formando etano, propao, butano, hidrógeno molecular y grafito. Esta transformación sugiere que la síntesis de los hidrocarburos saturados no requiere de materia orgánica, según los científicos

Combustibles fósiles sin materia orgánica

Los combustibles fósiles podrían sintetizarse en el interior de la Tierra en ausencia de materia orgánica, según un estudio del Laboratorio de Geofísica de la Institución Carnegie, en Washington (EEUU). La singularidad del hallazgo reside en que las condiciones de laboratorio bajo las que se han obtenido estos resultados replican la presión y la temperatura que hay entre los 64 y los 153 kilómetros de profundidad. Esta zona pertenece a la parte superior del manto terrestre, un nivel que carece de materia orgánica, el ingrediente principal de los combustibles fósiles.

Los investigadores han logrado obtener etano y otros fueles más pesados a partir de metano. También han conseguido invertir el proceso, produciendo metano a partir de etano.

El descubrimiento podría suponer la presencia de hidrocarburos más allá de la corteza. "Este hecho muestra la necesidad de nuevos programas que estudien la evolución del carbón en las profundidades de la Tierra", afirma el investigador Vladimir Kutcherov, coautor del estudio. "El concepto de hidrocarburos generados en el manto que ascienden a la superficie para contribuir a las reservas de combustibles debe ser estudiado", concluye el científico.

Quizá el mundo no se está quedando sin petróleo, sino que literalmente es una fábrica de hidrocarburos. Esta quimera empieza a tener visos de realidad según un estudio que publica la revista 'Nature Geoscience'. Por vez primera, los científicos han comprobado que el etano e hidrocarburos más pesados pueden ser sintetizados a las altas presiones y temperaturas de la capa superior del manto, sin que por ello intervenga la materia orgánica procedente de plantas y animales muertos.

Si están en lo cierto, el planeta podría ser una fábrica de hidrocarburos, una especie de gasolinera gigante. Es decir, los componentes del crudo no sólo se forman gracias a la descomposición de las plantas y animales, sino también en condiciones abióticas, sin que la vida intervenga. En cierta manera, eso vendría a demostrar que las reservas de combustibles fósiles son esencialmente inagotables.Y dado que la humanidad depende hoy en día de los combustibles fósiles, la provisión de hidrocarburos sería prácticamente ilimitada (otra cuestión es el problema del cambio climático).



Simulación del manto terrestre

El equipo de Alexander Goncharov, del Laboratorio de Geofísica de la Institución Carnegie en EE UU, simuló las condiciones del manto con una sonda de diamante y un láser. Sometió al metano a presiones que eran 20.000 veces superiores a la atmosférica, y a temperaturas entre 700 y 1226 grados centígrados, las condiciones que se encontrarían a entre 72 y 154 kilómetros de profundidad. El metano formó etano, propano, butano, hidrógeno molecular y grafito.

El etano, sujeto a estas condiciones, derivó en metano. Los hidrocarburos pesados pueden existir teóricamente a esas profundidades. Y en completa ausencia de materia orgánica. Una teoría defendida por el fallecido astrofísico Thomas Gold y que genero a finales del siglo pasado no poca controversia.

El profesor Kutcherov, que participó también en el estudio, cree que estos experimentos vienen a dar la razón a una teoría muy controvertida, que mantenía que los depósitos de crudo y gas recibían aportaciones procedentes del manto, desde las profundidades de la Tierra, propuesta por científicos rusos y ucranios. Y ha saludado la noticia. "Necesitamos saber más sobre la síntesis y la estabilidad de los compuestos e hidrocarburos más pesados que hemos estudiado bajo estas condiciones". El experimento confirma que la teoría puede llevarse a la práctica



Generan hidrocarburos en laboratorio, sin necesidad de materia orgánica http://www.tendencias21.net/notes/Generan-hidrocarburos-en-laboratorio,-sin-necesidad-de-materia-organica_b1510442.html

Desde siempre, se ha pensado que el petróleo –con el que se fabrica la gasolina que usamos en las casas y en los coches- comenzó a producirse a medida que los organismos vivos que poblaban la Tierra morían y sus cuerpos se compactaban, calentándose bajo las pesadas capas de sedimentos de la corteza terrestre.

Sin embargo, también durante años, los científicos han debatido acerca de la posibilidad de que estos hidrocarburos pudieran haber sido creados en las profundices de la Tierra sin materia orgánica alguna.

Ahora, por vez primera, científicos del Carnegie Institution's Geophysical Laboratory, en colaboración con investigadores rusos y suecos, han descubierto que el etano y los hidrocarburos más pesados pueden ser sintetizados bajo las mismas condiciones de presión y temperatura del manto superior de la corteza de la Tierra.

Usando
una celda de diamante y una fuente de calor láser, los científicos sometieron en primer lugar al metano a una presión 20 mil veces mayores que la presión del nivel del mar y a una temperatura de unos 1.200 ºC. El metano reaccionó formando etano, propao, butano, hidrógeno molecular y grafito. Esta transformación sugiere que la síntesis de los hidrocarburos saturados no requiere de materia orgánica, según los científicos

Combustibles fósiles sin materia orgánica

Los combustibles fósiles podrían sintetizarse en el interior de la Tierra en ausencia de materia orgánica, según un estudio del Laboratorio de Geofísica de la Institución Carnegie, en Washington (EEUU). La singularidad del hallazgo reside en que las condiciones de laboratorio bajo las que se han obtenido estos resultados replican la presión y la temperatura que hay entre los 64 y los 153 kilómetros de profundidad. Esta zona pertenece a la parte superior del manto terrestre, un nivel que carece de materia orgánica, el ingrediente principal de los combustibles fósiles.

Los investigadores han logrado obtener etano y otros fueles más pesados a partir de metano. También han conseguido invertir el proceso, produciendo metano a partir de etano.

El descubrimiento podría suponer la presencia de hidrocarburos más allá de la corteza. "Este hecho muestra la necesidad de nuevos programas que estudien la evolución del carbón en las profundidades de la Tierra", afirma el investigador Vladimir Kutcherov, coautor del estudio. "El concepto de hidrocarburos generados en el manto que ascienden a la superficie para contribuir a las reservas de combustibles debe ser estudiado", concluye el científico.

http://www.publico.es/ciencias/medioambiente/240995/combustibles/fosiles/materia/organica

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