miércoles, 6 de abril de 2011

¿EN LA CALDERA DEL DIABLO? Y al diablo la clase obrera

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AL DIABLO LA CLASE OBRERA

Autor Humberto Eco http://aquevedo.wordpress.com/2009/07/16/al-diablo-la-clase-obrera-por-h-eco/
¿Cómo se le puede pedir que se reconozca como clase, con problemas comunes, a quien, si es que aún trabaja, lo hace cada vez menos junto con otros, durante periodos cada vez más cortos y ve el trabajo no ya como algo que se respeta sino que se soporta?
Los de mi generación, que encararon el Sesenta y Ocho entre los treinta y cinco y los cuarenta años, demasiado mayores ya para ser estudiantes en revuelta y demasiado jóvenes para ser venerables ancianos que rehuían el enfrentamiento, se han visto durante largo tiempo chantajeados por la clase obrera. Mejor dicho, no por la propia clase, los pobres, con todos los problemas que tenían, sino por sus adoradores burgueses de izquierdas que, apelando al nacimiento de una ciencia proletaria, te preguntaban qué sentido tenía seguir ocupándose de Dante, de Kant o de Joyce. Y como, de una u otra forma, lo que se quería era seguir hablando de ello incluso en una facultad ocupada (bastaba con quererlo y era perfectamente posible) nos esforzábamos por demostrar cómo, a la larga, conocer a Dante o a Joyce también podía contribuir a la redención de la clase obrera.
Ni que decir tiene el alivio que muchos de nosotros sentimos al descubrir que había acabado el tiempo en que los obreros no tenían nada que perder, excepto sus cadenas, porque, pudiendo perder el televisor, la nevera, la pequeña cilindrada y el poder ver a muchas velinas todas las noches, ya votaban a Berlusconi y a Bossi -desviando su propia indignación de los capitalistas a los extracomunitarios. El comportamiento de los proletarios de antaño se había convertido en el típico del subproletariado. ¡Por fin –se exclamó-, ya no tenemos que hacernos cargo de la clase obrera! ¿Que son más pobres ahora que hace algunos años? Ellos son los que han preferido las rondas a los sindicatos. Libres del chantaje de la clase obrera, ahora escribiremos no sólo sobre Dante, sino inclusive sobre Burchiello y, como el protagonista de ‘A rebours’, pondremos sobre nuestra alfombra persa una tortuga con el caparazón incrustado de rubíes, turquesas, aguamarinas y crisoberilos verde espárrago.
Malhumores aparte, la clase obrera se ha vuelto invisible: los obreros, como ha dicho Ilvo Diamanti, ya no constituyen una masa crítica y sólo nos damos cuenta de que existen cuando mueren en algún accidente laboral. Encuentro esta cita casi al principio de un panfleto, muy irritado y muy amargo, de Furio Colombo, ‘La paga’ (Saggiatore, 14). Por el título y por una imagen más bien estajanovista que hay en la cubierta podría pensarse en un discurso distinto sobre la clase obrera, pero en este libelo no se nombra a la clase obrera, como si ya, con la descalificación de los sindicatos, el fin de las ideologías, el nacimiento de nuevos partidos que han absorbido desde la derecha los descontentos que en tiempos se ubicaban a la izquierda, esas denominaciones hubiesen perdido todo su interés. En ese libro no se habla de la desaparición de la clase de los trabajadores, sino de la desaparición del trabajo.
La idea puede parecer rara, pero, pensándolo bien, entre la desregulación, el hundimiento de los imperios financieros, la caída de las Bolsas, gerentes que dejan su despacho con una caja de cartón debajo del brazo y un bonus estratosférico en la cartera, el desprecio del trabajo se difunde por doquier, en las declaraciones oficiales y en la política de tres al cuarto. A la Confindustria [la Confederación de los Empresarios] le sigue pareciendo siempre excesivo el coste del trabajo, las empresas hacen todo lo posible por disolver los grandes centros de producción entre una pluralidad de personas que no se conocen entre sí, se sientan ante un ordenador lejos de la capital y trabajan proyectos sin ninguna garantía de continuidad; la transformación de las grandes compañías de lugares en los que se producía (y por lo tanto se necesitaba mano de obra especializada) en paquetes que se venden y revenden y que, por consiguiente, resultan más atractivos en el mercado financiero cuanto más se hayan aligerado de los costes laborales, ha llevado a aceptar sin indignación ni estupor las campañas contra los sindicatos (que ya se consideran sanguijuelas parasitarias) e incluso contra los propios trabajadores. Y he aquí, puede que hasta demasiado fiel al programa de un libelo, la descripción de un ministro [de Administración Pública, Brunetta], cuyo verdadero objetivo "no es llevar justicia y meritocracia a la administración pública " sino "denigrar el trabajo, humillarlo, ridiculizarlo y desmentirlo, mostrar el flanco poco fiable y un poco innoble de los funcionarios".
Pero, aparte las intenciones de Brunetta, se perfila otro fenómeno: si antes el problema era proporcionarle suficiente tiempo libre a quien trabaja, hoy se nos regala a todos un ‘tiempo vacío’, el de la espera de un primer trabajo, entre un despido y la firma de un nuevo contrato eventual, entre el principio y el final de una cassa integrazione [similar al ERE]. En fin, ¿cómo se le puede pedir que se reconozca como clase, con problemas comunes, a quien, si es que aún trabaja, lo hace cada vez menos junto con otros, durante periodos cada vez más cortos y ve el trabajo no ya como algo que se respeta sino que se soporta, come un accidente cuya vida es cada vez más breve, si una milagrosa automatización que ni siquiera requiere operadores en la consola resolverá los problemas económicos y todos gozaremos de una libre e infinita circulación de ’subprimes’?/
rebelion.org. rebelion.org
http://espresso.repubblica.it/dettaglio/al-diavolo-la-classe-operaia/2104138/18



LOS AFROAMERICANOS DE ESTADOS UNIDOS EN LA CALDERA.

Obama dice a los negros que no hay excusas para su fracaso. "Ser afroamericano y vivir en un barrio pobre no son razones para tener malas notas o abandonar los estudios", asegura el presidente estadounidense en un foro
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Obama/dice/negros/hay/excusas/fracaso/elpepuint/20090717elpepuint_12/Tes

HONDURAS EN LA CALDERA

A propósito de Honduras: neogolpismo en América Latina… Por Juan Gabriel Tokatlian. http://aquevedo.wordpress.com/2009/07/13/a-propsito-de-honduras-neogolpismo-en-amrica-latina/ El golpe de Estado convencional –la usurpación ilegal, violenta, preconcebida y repentina del poder por parte de un grupo liderado por los militares y compuesto por las fuerzas armadas y sectores sociales de apoyo– fue una nota central de la política latinoamericana y del Tercer Mundo durante el siglo XX. El fin de la Guerra Fría, la ola democratizadora de los años noventa, el avance de la globalización, la gradual reducción de las disputas fronterizas entre países, la creciente interdependencia mundial y las promesas de la integración económica regional parecieron presagiar el ocaso del golpismo en la periferia. Sin embargo, el espectro golpista sigue intacto. Desde 2000 a la fecha se han llevado a cabo 24 golpes de Estado, unos exitosos y otros fallidos, en Africa, Asia y América latina y el Caribe. Los dos últimos, en 2009, se han producido en Madagascar y Honduras.
Con el tiempo, se fue gestando un neogolpismo: a diferencia del golpe de Estado tradicional, el “nuevo golpismo” está encabezado más abiertamente por civiles y cuenta con el apoyo tácito (pasivo) o la complicidad explícita (activa) de las Fuerzas Armadas, pretende violar la constitución del Estado con una violencia menos ostensible, intenta preservar una semblanza institucional mínima (por ejemplo, con el Congreso en funcionamiento y/o la Corte Suprema temporalmente intacta), no siempre involucra a una gran potencia (por ejemplo, Estados Unidos) y aspira más a resolver un impasse social o político potencialmente ruinoso que a fundar un orden novedoso.
En Latinoamérica ha existido una suerte de “aprendizaje” en materia de golpismo. Por ejemplo, los que se efectuaron en Ecuador –contra Abdalá Bucaram en 1997 y Jamil Mahuad en 2000– fueron ganando en efectividad y sofisticación, al punto de que los “putchs” cívico-militares fueron, a regañadientes, tolerados y aceptados en la región. No existió una virulencia desproporcionada y las sucesiones presidenciales se encargaron de darles visos de cuasi constitucionalidad. Washington y Brasilia (en especial, en el caso de Mahuad) no cuestionaron seriamente lo ocurrido y el Grupo de Río y la Organización de Estados Americanos se desentendieron.
Tiempo después, en 2002, se produjo la fracasada remoción forzada de Hugo Chávez en Venezuela. La región –particularmente Argentina, Brasil y Chile– reaccionó de inmediato, repudiando lo ocurrido y definiendo lo sucedido con el calificativo de golpe de Estado. La Casa Blanca no deploró el golpe; más aún lo justificó (lo mismo hicieron España, Colombia y el Fondo Monetario Internacional). La administración del presidente George W. Bush actuó como si se tratase de un “golpe benévolo”; es decir, le dio la bienvenida al intento de derrocamiento de un gobierno electo democráticamente, ya que los golpistas actuaban en consonancia con las preferencias ideológicas de Estados Unidos. La coalición cívico-militar venezolana terminó consumando un golpe ortodoxo y autoritario que, no obstante, resultó fallido: el detenido Hugo Chávez retornó a la presidencia.
Dos años más tarde, en 2004, se produjo la salida forzada de Jean-Bertrand Aristide en Haití. Tal como en Venezuela, en el ejemplo haitiano los golpistas insistieron en que Aristide fue el que provocó, con su comportamiento, la crisis institucional que lo llevó a su remoción del gobierno: de ese modo se justificó la destitución del presidente. De hecho, se producía –al igual que en el caso de Chávez pero esta vez con éxito– una inversión de valores, pues se terminó responsabilizando a la víctima en lugar del victimario. La coalición golpista y Washington aprendieron de un error previo en el caso venezolano: en vez de detener temporalmente a Aristide, el embajador de Estados Unidos puso al depuesto mandatario haitiano en un avión y lo envío a República Centroafricana; donde se había producido un golpe de Estado exitoso en 2002 y el golpista François Bozizé hizo redactar una nueva Constitución y resultó electo presidente en 2003.
Así llegamos al primer golpe de Estado exitoso en Centroamérica en el siglo XXI: el 28 de junio fue derrocado el presidente de Honduras, Manuel Zelaya. El presidente del Congreso, Roberto Micheletti, asumió como mandatario de facto. Los militares irrumpieron en la residencia oficial de Zelaya, lo detuvieron y lo trasladaron a Costa Rica. Los golpistas de la poderosa coalición cívico-militar aprendieron las lecciones de Venezuela y Haití: preservando el funcionamiento del Legislativo y del Judicial, expulsaron del país al mandatario constitucional. Sin embargo, en esta oportunidad el rechazo y repudio general fueron elocuentes. Todo el hemisferio, sus organizaciones políticas, las Naciones Unidas, la Unión Europea, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, ONG de derechos humanos y gobiernos de diversa orientación ideológica se manifestaron masiva y unánimemente contra el golpe de Estado.
La coincidencia de voces fuertemente críticas es muy alentadora. Sin embargo, si el golpe resulta victorioso –y esto significa que Zelaya no es restituido siquiera temporalmente en la presidencia– entonces la tentación del neogolpismo regional crecerá. Los golpistas entonces habrán aprendido una nueva lección: deponer y ejecutar el mandatario en el gobierno, simular que la crisis era de tal envergadura que no había otra opción que remover al Ejecutivo, mantener formalmente las instituciones y esperar hasta que las políticas antigolpe de la comunidad internacional resulten improductivas.
El caso de Honduras es muy trascendental: el futuro de la democracia en América latina está en juego. Y eso lo saben todos, en Washington, en Caracas y en Buenos Aires

INSULZA EN LA CALDERA

EE.UU. y A. Latina: el lobby conservador para desacreditar a Insulza… http://aquevedo.wordpress.com/2009/07/13/a-propsito-de-honduras-neogolpismo-en-amrica-latina/ Sectores del Partido Demócrata empeñados en evitar reelección del chileno en la OEA. Legisladores estadounidenses, medios de prensa de derecha y personeros conservadores están molestos por el rol del ex canciller chileno en el levantamiento del veto a Cuba y la defensa del Presidente hondureño. Sectores conservadores de la región están realizando un intenso lobby para cuestionar las políticas implementadas por José Miguel Insulza al frente de la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y eventualmente evitar que sea reelegido en ese cargo.
A la propuesta de un grupo de legisladores demócratas y republicanos para que Estados Unidos deje de entregar su aporte financiero a la OEA por el papel de Insulza, ahora se han sumado medios de prensa y personeros conservadores en la línea de cuestionar lo obrado por el ex canciller chileno al frente del organismo hemisférico.
Se sabe que a esos sectores políticos les ha molestado el rol jugado por el secretario general en el levantamiento del veto a Cuba que hizo la OEA y en la defensa cerrada del Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, cuestionando explícitamente el golpe de Estado dado por militares y autoridades legislativas y judiciales de ese país centroamericano.
Un sector del Partido Demócrata estadounidense, liderado entre otros por el legislador Robert Menéndez, realiza lobby en el Departamento de Estado, el Congreso y medios de prensa para cuestionar las políticas de Insulza
De ese ámbito del PD provino la versión publicada por el diario El Mercurio de que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, le habría dicho a la Presidenta Michelle Bachelet, que Estados Unidos no aprobaría la reelección del chileno.
La Mandataria, el canciller chileno, Mariano Fernández, y el propio Insulza desmintieron "absolutamente" la versión, a pesar de lo cual fue publicada en una veintena de diarios de la región que tienen la misma línea editorial del periódico chileno que, en tanto, reprodujo opiniones cuestionadoras de conocidos articulistas de medios estadounidenses que tienen una mirada crítica a la labor del ex canciller chileno
Discípulo de Chávez: En este contexto, Roger Noriega, ex funcionario estadounidense y conocido por sus posturas conservadoras en América Latina, y que mantiene contactos con administraciones del hemisferio, acusó la "defensa inflexible de Insulza a Zelaya y su letargo donde los derechos políticos están siendo pisoteados en media docena de países".
Su referencia tácita es a que el secretario general de la OEA no cuestiona la situación política en Venezuela, Cuba y Nicaragua, gobernada por antiguos adversarios de Noriega.
En tanto, Juan Carlos Hidalgo, del Cato Institute, ligado a partidos conservadores, dijo que "Insulza ha sido un discípulo fiel de (Hugo) Chávez en el caso de Honduras".
Y Jaime Daremblum, del Hudson Institute, calificó de "conducción errática" la del chileno y que tendría "una agenda ideologizada" a partir de su papel en el caso cubano y hondureño.
Los conceptos contrarios al secretario general de la OEA estarían anidando en fuerzas políticas de Honduras, México, Colombia, Panamá e incluso Chile, pese a que en fuentes diplomáticas se suele insistir en que Insulza contaría con los votos necesarios para quedarse otro período al frente del organismo hemisférico.
Posiciones cuestionadas: José Miguel Insulza descartó ayer que la OEA tenga un doble estándar. Indicó que así como se abrió la posibilidad de que Cuba se reintegre, se espera que Honduras también pueda retornar, pero en ambos casos se debe cumplir con una serie de requisitos. Consultado por Venezuela, dijo que “es más complicado porque la carta democrática no define exactamente lo que significa graves violaciones del orden institucional. No estoy seguro que podamos actuar en casos relacionados con poderes locales”

COLOMBIA EN LA CALDERA.
“Aquí no habrá un Guantánamo” El Gobierno dice que no, pero la visión generalizada es que la base de Manta se trasladó a Colombia. El Canciller Jaime Bermúdez explica cómo funcionará nuevo acuerdo militar con EE.UU (apartes):
1. El acuerdo no está concluido, pero el Estado colombiano preserva la autoridad plena sobre el territorio y el espacio en el cual se realizan estas acciones de cooperación y asistencia técnica. No se utilizará el modelo de presencia militar estadounidense de Manta o Guantánamo
2. No va a haber espacio en el territorio nacional vedado a las autoridades colombianas. Buscamos tener mayor capacidad operativa, logística, de inteligencia y técnica. El número de personas técnicas de Estados Unidos en Colombia ha disminuido en los últimos años, aunque a veces se cree que ha aumentado
3. que le quede muy claro a la opinión pública el alcance de este acuerdo de cooperación (...) EE.UU. es el país que más ha cooperado de manera explícita con recursos, con dedicación en esta lucha contra el terrorismo y se lo agradecemos. Y también quisiéramos que fueran muchos más los países de Europa y de otras regiones los que cooperaran
Leer toda la entrevista en http://www.elespectador.com/impreso/internacional/articuloimpreso151297-aqui-no-habra-un-guantanamo

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