Lady Godiva

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Íncubos y súcubos
Son entidades demoníacas íntimamente ligadas a los placeres sexuales. Su presencia se destaca en multitud de lugares del mundo donde adquieren nombres distintos, pero siempre conservan la misma esencia maléfica como iguales propósitos.
Incubo es el demonio de género masculino, su nombre proviene del latín “incubare” que quiere decir estar encima; éstas entidades gustan de poseer carnalmente a las mujeres fértiles en sueños para poder fecundarlas y así tener descendencia. Mientras que Súcubo es la forma femenina y su nomenclatura procede de “succubus”, sinónimo de prostituta o yacer debajo. Estas seducen a los hombres y se acuestan con ellos, generalmente adaptan la forma de una mujer a la que éstos conocen para ganar su confianza y lograr su cometido.
Uno de los Súcubos que mayor renombre tiene es Lilith, la cual se considera como la reina de todo el clan. Según cuentan las leyendas se creó gracias a la potencia del espíritu del viento y con el transcurso del tiempo su aspecto demoníaco adquirió mayor relevancia por otro lado otros la consideran como la primera mujer de Adán que rechazó a Dios y se convirtió en un demonio.
Ambos tienen diferentes aspectos según la cultura que los represente, algunas creencias los muestran como seres de extrema belleza y gran atractivo físico, sensuales, descarados y desinhibidos pero otras los cuentan como personajes horrendos, con cuernos, colas y colmillos prominentes. Se sabe que el origen de este mito se remonta hacia los confines de nuestra existencia, pero es durante la Edad Media que adquirió gran relevancia, muchas mujeres adjudicaban la pérdida de su virginidad a ataques sexuales de los Íncubos, cuando en realidad la mayoría de los relatos no eran verídicos.
Algunas creencias populares afirman que no se trata de dos entidades, sino de una sola que adquiere el género opuesto a su víctima. Es decir, que se transforma en Súcubo para aparearse con un hombre y robarle su semen para luego convertirse íncubo, copular con una mujer fértil y dejarla preñada con el esperma de su primer víctima.
Por otro lado muchas versiones afirman que además de robar el material genético de sus víctimas el Incubo le aspira la energía en cada cópula lo que a la larga provocaría la muerte de la persona. El absorbe la fuerza vital de la persona para poder subsistir, lo que puede ocasionar un paro cardíaco.
Por su parte, los hijos nacidos de la unión entre un humano y un demonio generalmente son retrasados mentales, deformes, proclives a caer en manos del Maligno quien los maneja como títeres, o bien puede que posean poderes mágicos, tal es el caso del famoso mago Merlín. De hecho, una de las versiones de su nacimiento afirma que fue fruto de la unión de un Incubo y una neófita.
Gnowee
Antes de que Gnowee bajara a la tierra, todo era oscuridad, no existía la luz. Pero a su llegada, trajo consigo no sólo a su familia, sino a al desconocido elemento fuego. La vida era muy difícil para los aborígenes australianos que intentaban sobrevivir en las tinieblas encendiendo hogueras. Pero ella también vivió esta situación un tiempo, hasta que su hijo se perdió en los frondosos bosques. Desesperada, encendió una gran antorcha y los recorrió palmo a palmo en su búsqueda.
Necesitaba encontrarlo e iluminaba insistentemente todos los rincones. Tal fue su desesperación, tanto deseó con toda su alma que se hiciera la luz, que desdobló su espíritu alzándose por encima de la tierra, iluminando todo el planeta. Pero todavía no lo había encontrado. Cada mañana, se alza majestuosa e irradia todo lo que encuentra a su paso, en un esfuerzo titánico por verle. Empero, sus fuerzas flaquean, y cuando necesita descansar se posa sobre la tierra para dormir unas horas. Y vuelve la oscuridad…
Leviatán.
Esta bestia marina posiblemente se mencione por primera vez en el Antiguo Testamento, ese conjunto de libros que componen la primera y no menos interesante parte de la Biblia, por lo tanto, su denominación procede del hebreo “liwyatan” que significa “enrollado” tal vez por su aspecto en forma de serpiente.
Físicamente se lo describe como un monstruo de escamas muy juntas, a modo de escudo protector, dientes afilados y forma de reptil, de color verde esmeralda o turquesa, parecido a un dragón pero sin alas que escupe fuego por la boca.
El judaísmo sostiene que el Leviatán es un “pez monstruo” creado el quinto día de la creación y que su carne será servida como banquete para honrar el tiempo por venir, y su piel se usara para cubrir la tienda donde ocurrirá el banquete después del Armagedon. Además es mencionado en el apócrifo (oculto) libro de Enoc junto a Behemoth, un búfalo de agua o hipopótamo o simplemente es relacionado con el mar mismo y Behemoth con la tierra.
Por otro lado, el cristianismo considera al Leviatán como un demonio o Satán (Diablo) y también se relaciona con Hadad (Baal) quien lucha contra un monstruo de siete cabezas a quien logra derrotar según una leyenda canaanita. Otros interpretaciones sugieren que el Leviatán simboliza la oposición de la humanidad hacia a Dios, mientras que en la demonología medieval esta bestia se asimilaba a un demonio acuático que intentaba poseer a las personas, siendo éstas difíciles de exorcizar.
El basilisco legendario tiene aspecto entre ave y reptil. Con cabeza de gallo, el cuello alto y ondulado, sus patas eran pequeñas y poseía alas como las aves. Se decía que tan solo los brujos podían enfrentarse a él para destruirlo.
La presencia de estos pobladores indeseados ha dado lugar cientos de historias para la posteridad, e incluso se han datado cuatro tipos diferentes de basilisco:
- El basilisco común, el descrito anteriormente, el que la población temía, temían a la comadreja.
- El basilisco Sauro, midían unos dos metros, con una inteligencia muy baja. Se desplazaban lentamente, a pesar de tener ocho patas, a diferencia de otros basiliscos, este tenía la capacidad de petrificar con su mirada.
- El basilisco Sauro Mayor, más inteligentes que los anteriores y de mayor tamaño. Según las leyendas eran defensores de tesoros, su aliento se conviertía en su mayor arma, capaz de destruir a sus atacantes.
- El Pirolisco, fue una variedad del basilisco común, pero con mayor fiereza, su aliento podía quemar a cualquier persona, inmunes a los conjuros y al fuego, temían a diferencia del basilisco común, al fénix.
Las nueve musas
Según la versión más aceptada, las Musas fueron las nueve hijas de Zeus y Mnemosine, la memoria. En los festines de los dioses las Musas cantaban, y Apolo les hacía acompañamiento con la cítara. Se dice que bajan a la tierra y buscan a los hombres cuya inspiración han de alimentar. Estos hombres privilegiados oyen entonces sus voces y las toman como ideas y pensamientos propios, de los que ellos mismos son a veces los primeros en sorprenderse.
Antiguamente, las Musas eran sólo 3, dedicadas a la meditación, la memoria y el canto. Luego acabó consolidándose en toda Grecia el número de nueve. Homero menciona unas veces a una Musa (singular) y otras a unas Musas (plural), pero sólo una vez dice que eran nueve, sin mencionar ninguno de sus nombres. Hesíodo es el primero que da los nombres, y a partir de entonces pasaron a ser reconocidos.
Al principio, las nueve Musas contribuían todas en común a fomentar la inspiración de los hombres. Después, cada una de ellas presidió determinadas funciones:
- Calíope: Es la más augusta de las nueve y la principal. Musa de la poesía épica y heroica, y protectora de la elocuencia. Es la musa de los grandes poetas. Su nombre significa “la bella voz” y era representada con una corona de laurel.
- Terpsícore: Musa de la danza y protectora de este arte. Llamada “la amante del baile”, era representada con sus pies ligeros ejecutando un compás aéreo.
- Erato: “La adorable”, musa de la poesía romántica y protectora del amor, se la representaba con una lira.
- Talía: Musa de la comedia y la poesía pastoril, y protectora del teatro. La llamaban “la festiva”. Sostenía un báculo, una máscara de pastor y llevaba una corona de flores salvajes.
- Urania: “La celeste”; musa de la Astronomía y la Filosofía, protectora de las constelaciones; sostenía instrumentos matemáticos, mostrando su amor por las ciencias exactas.
- Clio: “La que da la fama”; musa de la Historia y protectora de las Bellas Artes, recordaba todas las acciones grandiosas y heroicas con los nombres de sus autores. Se representaba con una corona de laurel, un libro y una pluma.
- Euterpe: Musa de la música instrumental y protectora de los intérpretes. “La encantadora”, o “Señora de la Canción”, era representada con una flauta y guirnaldas de flores fragantes y frescas.
- Melpómene: “La celebrada en cantos”; musa de la tragedia y protectora del arte lírico. Llevaba una corona de oro, empuñando una daga y un cetro.
- Polimnia: Musa de la memoria y el arte mímico, protectora de los actores. Su nombre significa “la de variados himnos”. También musa de la Retórica y de los Himnos, sostenía un cetro para mostrar que la elocuencia con un dominio sin oposición.
Se decía que el macedonio Píero fue uno de los primeros en introducir la adoración a las nueve Musas al pie del Helicón. Allí había un templo y estatuas donde se celebraba el festival de las Musas en el Helicón, llamado Museia. El monte Parnaso estaba también consagrado a ellas, como la fuente de Castalia, cerca de la cual tenían un templo
Mitos y Leyendas: Mitología Griega
http://www.guiascostarica.com/mitos/grecia.htm
http://mitosyleyendas.idoneos.com/
Interesante
http://sobreleyendas.com/category/mitologia/mitologia-griega/
http://www.ciao.es/Dioses_y_heroes_de_la_antigua_Grecia_Robert_Graves__Opinion_1186132

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Íncubos y súcubos
Son entidades demoníacas íntimamente ligadas a los placeres sexuales. Su presencia se destaca en multitud de lugares del mundo donde adquieren nombres distintos, pero siempre conservan la misma esencia maléfica como iguales propósitos.
Incubo es el demonio de género masculino, su nombre proviene del latín “incubare” que quiere decir estar encima; éstas entidades gustan de poseer carnalmente a las mujeres fértiles en sueños para poder fecundarlas y así tener descendencia. Mientras que Súcubo es la forma femenina y su nomenclatura procede de “succubus”, sinónimo de prostituta o yacer debajo. Estas seducen a los hombres y se acuestan con ellos, generalmente adaptan la forma de una mujer a la que éstos conocen para ganar su confianza y lograr su cometido.
Uno de los Súcubos que mayor renombre tiene es Lilith, la cual se considera como la reina de todo el clan. Según cuentan las leyendas se creó gracias a la potencia del espíritu del viento y con el transcurso del tiempo su aspecto demoníaco adquirió mayor relevancia por otro lado otros la consideran como la primera mujer de Adán que rechazó a Dios y se convirtió en un demonio.
Ambos tienen diferentes aspectos según la cultura que los represente, algunas creencias los muestran como seres de extrema belleza y gran atractivo físico, sensuales, descarados y desinhibidos pero otras los cuentan como personajes horrendos, con cuernos, colas y colmillos prominentes. Se sabe que el origen de este mito se remonta hacia los confines de nuestra existencia, pero es durante la Edad Media que adquirió gran relevancia, muchas mujeres adjudicaban la pérdida de su virginidad a ataques sexuales de los Íncubos, cuando en realidad la mayoría de los relatos no eran verídicos.
Algunas creencias populares afirman que no se trata de dos entidades, sino de una sola que adquiere el género opuesto a su víctima. Es decir, que se transforma en Súcubo para aparearse con un hombre y robarle su semen para luego convertirse íncubo, copular con una mujer fértil y dejarla preñada con el esperma de su primer víctima.
Por otro lado muchas versiones afirman que además de robar el material genético de sus víctimas el Incubo le aspira la energía en cada cópula lo que a la larga provocaría la muerte de la persona. El absorbe la fuerza vital de la persona para poder subsistir, lo que puede ocasionar un paro cardíaco.
Por su parte, los hijos nacidos de la unión entre un humano y un demonio generalmente son retrasados mentales, deformes, proclives a caer en manos del Maligno quien los maneja como títeres, o bien puede que posean poderes mágicos, tal es el caso del famoso mago Merlín. De hecho, una de las versiones de su nacimiento afirma que fue fruto de la unión de un Incubo y una neófita.
Gnowee
Antes de que Gnowee bajara a la tierra, todo era oscuridad, no existía la luz. Pero a su llegada, trajo consigo no sólo a su familia, sino a al desconocido elemento fuego. La vida era muy difícil para los aborígenes australianos que intentaban sobrevivir en las tinieblas encendiendo hogueras. Pero ella también vivió esta situación un tiempo, hasta que su hijo se perdió en los frondosos bosques. Desesperada, encendió una gran antorcha y los recorrió palmo a palmo en su búsqueda.
Necesitaba encontrarlo e iluminaba insistentemente todos los rincones. Tal fue su desesperación, tanto deseó con toda su alma que se hiciera la luz, que desdobló su espíritu alzándose por encima de la tierra, iluminando todo el planeta. Pero todavía no lo había encontrado. Cada mañana, se alza majestuosa e irradia todo lo que encuentra a su paso, en un esfuerzo titánico por verle. Empero, sus fuerzas flaquean, y cuando necesita descansar se posa sobre la tierra para dormir unas horas. Y vuelve la oscuridad…
Leviatán.
Esta bestia marina posiblemente se mencione por primera vez en el Antiguo Testamento, ese conjunto de libros que componen la primera y no menos interesante parte de la Biblia, por lo tanto, su denominación procede del hebreo “liwyatan” que significa “enrollado” tal vez por su aspecto en forma de serpiente.
Físicamente se lo describe como un monstruo de escamas muy juntas, a modo de escudo protector, dientes afilados y forma de reptil, de color verde esmeralda o turquesa, parecido a un dragón pero sin alas que escupe fuego por la boca.
El judaísmo sostiene que el Leviatán es un “pez monstruo” creado el quinto día de la creación y que su carne será servida como banquete para honrar el tiempo por venir, y su piel se usara para cubrir la tienda donde ocurrirá el banquete después del Armagedon. Además es mencionado en el apócrifo (oculto) libro de Enoc junto a Behemoth, un búfalo de agua o hipopótamo o simplemente es relacionado con el mar mismo y Behemoth con la tierra.
Por otro lado, el cristianismo considera al Leviatán como un demonio o Satán (Diablo) y también se relaciona con Hadad (Baal) quien lucha contra un monstruo de siete cabezas a quien logra derrotar según una leyenda canaanita. Otros interpretaciones sugieren que el Leviatán simboliza la oposición de la humanidad hacia a Dios, mientras que en la demonología medieval esta bestia se asimilaba a un demonio acuático que intentaba poseer a las personas, siendo éstas difíciles de exorcizar.
El basilisco legendario tiene aspecto entre ave y reptil. Con cabeza de gallo, el cuello alto y ondulado, sus patas eran pequeñas y poseía alas como las aves. Se decía que tan solo los brujos podían enfrentarse a él para destruirlo.
La presencia de estos pobladores indeseados ha dado lugar cientos de historias para la posteridad, e incluso se han datado cuatro tipos diferentes de basilisco:
- El basilisco común, el descrito anteriormente, el que la población temía, temían a la comadreja.
- El basilisco Sauro, midían unos dos metros, con una inteligencia muy baja. Se desplazaban lentamente, a pesar de tener ocho patas, a diferencia de otros basiliscos, este tenía la capacidad de petrificar con su mirada.
- El basilisco Sauro Mayor, más inteligentes que los anteriores y de mayor tamaño. Según las leyendas eran defensores de tesoros, su aliento se conviertía en su mayor arma, capaz de destruir a sus atacantes.
- El Pirolisco, fue una variedad del basilisco común, pero con mayor fiereza, su aliento podía quemar a cualquier persona, inmunes a los conjuros y al fuego, temían a diferencia del basilisco común, al fénix.
Las nueve musas
Según la versión más aceptada, las Musas fueron las nueve hijas de Zeus y Mnemosine, la memoria. En los festines de los dioses las Musas cantaban, y Apolo les hacía acompañamiento con la cítara. Se dice que bajan a la tierra y buscan a los hombres cuya inspiración han de alimentar. Estos hombres privilegiados oyen entonces sus voces y las toman como ideas y pensamientos propios, de los que ellos mismos son a veces los primeros en sorprenderse.
Antiguamente, las Musas eran sólo 3, dedicadas a la meditación, la memoria y el canto. Luego acabó consolidándose en toda Grecia el número de nueve. Homero menciona unas veces a una Musa (singular) y otras a unas Musas (plural), pero sólo una vez dice que eran nueve, sin mencionar ninguno de sus nombres. Hesíodo es el primero que da los nombres, y a partir de entonces pasaron a ser reconocidos.
Al principio, las nueve Musas contribuían todas en común a fomentar la inspiración de los hombres. Después, cada una de ellas presidió determinadas funciones:
- Calíope: Es la más augusta de las nueve y la principal. Musa de la poesía épica y heroica, y protectora de la elocuencia. Es la musa de los grandes poetas. Su nombre significa “la bella voz” y era representada con una corona de laurel.
- Terpsícore: Musa de la danza y protectora de este arte. Llamada “la amante del baile”, era representada con sus pies ligeros ejecutando un compás aéreo.
- Erato: “La adorable”, musa de la poesía romántica y protectora del amor, se la representaba con una lira.
- Talía: Musa de la comedia y la poesía pastoril, y protectora del teatro. La llamaban “la festiva”. Sostenía un báculo, una máscara de pastor y llevaba una corona de flores salvajes.
- Urania: “La celeste”; musa de la Astronomía y la Filosofía, protectora de las constelaciones; sostenía instrumentos matemáticos, mostrando su amor por las ciencias exactas.
- Clio: “La que da la fama”; musa de la Historia y protectora de las Bellas Artes, recordaba todas las acciones grandiosas y heroicas con los nombres de sus autores. Se representaba con una corona de laurel, un libro y una pluma.
- Euterpe: Musa de la música instrumental y protectora de los intérpretes. “La encantadora”, o “Señora de la Canción”, era representada con una flauta y guirnaldas de flores fragantes y frescas.
- Melpómene: “La celebrada en cantos”; musa de la tragedia y protectora del arte lírico. Llevaba una corona de oro, empuñando una daga y un cetro.
- Polimnia: Musa de la memoria y el arte mímico, protectora de los actores. Su nombre significa “la de variados himnos”. También musa de la Retórica y de los Himnos, sostenía un cetro para mostrar que la elocuencia con un dominio sin oposición.
Se decía que el macedonio Píero fue uno de los primeros en introducir la adoración a las nueve Musas al pie del Helicón. Allí había un templo y estatuas donde se celebraba el festival de las Musas en el Helicón, llamado Museia. El monte Parnaso estaba también consagrado a ellas, como la fuente de Castalia, cerca de la cual tenían un templo
Mitos y Leyendas: Mitología Griega
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