sábado, 2 de abril de 2011

SATÁNICAS MAJESTADES (PACTOS Y LEYENDAS) (el pecado original y la demonología cristiana)

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Hablando del diablo y sus Satánicas Majestades: ¿cuál será su pacto con el diablo para seguir incansablemente activos emanando una eterna juventud? (http://www.culturaspopulares.org/textos4/articulos/leibrandt.htm)

No hay épocas que no fueran propensas a temas vinculados con el demonio, aunque algunas voces dan a entender que quizás nos encontramos con un renacimiento de la figura del diablo, quizás debido a su presencia en diversas producciones artísticas como la literatura, el cine, la música pop y la publicidad de nuestros días. La imaginación ciertamente no tiene límites y el interés por lo irracional y la comprensión de la realidad no son menos fructíferos que en épocas anteriores. El diablo en su variada encarnación del mal siempre encuentra nuevas resonancias y funciones siendo un nombre indispensable de la cultura popular y sus diferentes productos comerciales creando en cada época una imagen propia del diablo

Como personificación de la maldad y a través de sus transformaciones el diablo ha ejecutado malas jugadas a todos los diferentes representantes de la sociedad. En la Edad Media es un omnipresente acompañante del hombre, un seductor sin escrúpulos que siempre encuentra una víctima intentando arrastrarla hacia la perdición, un corruptor que como ningún otro conoce los lados débiles en la actitud individual y social humana. El pacto con el diablo es uno de los elementos más arraigados en la historia de la relación del diablo con el hombre. Casi siempre es la codicia por el poder, dinero o la curiosidad por saber que seduce al humano. En la literatura popular alemana es ante todo la literatura de la Edad Media la que contribuye al conocimiento popular del diablo con motivos constantes de la imagen medieval del diablo reflejados en múltiples variaciones y registradas en los primeros manifiestos literarios cuyo repertorio de diferentes roles conserva la literatura popular de aquellos tiempos. Los cuentos tradicionales dan una respuesta directa a todas las amenazas que rodean al hombre. Nada menos que Hermann Hesse, Premio Nóbel y autor de las novelas más conocidas alemanas, dedicó parte de su producción literaria a la narrativa de la Edad Media alemana traduciendo las Gestas Romanorum así como el Dialogus miraculorum al alemán. El Dialogus miraculorum de un monje llamado Cäsarius von Heisterbach (Los Diálogos de Cesáreo de Heisterbach, traducidos al castellano por Zacarías Prieto Hernández en Ediciones Monte Casino) es una colección de narrativa breve del siglo XIII que Hesse recupera con especial cariño y da a conocer al público alemán del siglo XX considerando estas fabulaciones como los secretos ocultos de la antigua literatura alemana. La obra, como expresa el título, está formada principalmente por leyendas sobre milagros de una época particularmente vinculada a las creencias en milagros, la intervención de poderes sobrenaturales buenos y malos en la vida diaria consideradas como hechos naturales. Los santos, ángeles y demonios obtienen por tanto formas humanas. Lejos de ser simples ficciones pueden considerarse observaciones valiosas sobre la vida de monjes, mercaderes, listos y chiflados, asesinos y ladrones. Su autor no oculta la presencia de malos hábitos ni siquiera en la vida eclesiástica o la corte. Con sus breves cuentos y anécdotas ofrece unas imágenes apreciables de aquella vida, que se extiende por todas las clases sociales transmitiendo tanto las creencias como supersticiones dando a conocer no sólo milagros y artes oscuras sino también apariencias como los nigromantes, videntes, brujos/as, demonios. Más que un libro de narraciones es un libro de instrucciones teológicas escrito con la intención de educar a los jóvenes novicios. Hesse aprecia estas narraciones no solamente por ser interesantes y exquisitas sino como una importante fuente para el conocimiento de la historia cultural de aquella Alemania teniendo en cuenta que aparte de las artes figurativas, las obras de la arquitectura, esculturas románicas y góticas es la literatura de la Edad Media monacal la que nos transmite las características humanas con la típica mezcla del espíritu medieval en su coexistencia de lo diabólico junto a lo divino.

Hesse acompaña la primera edición de 1925 con las siguientes palabras introductorias: Para el ‘intelectual moderno’ el mundo de las creencias y fantasías de estos sucesos maravillosos es en el mejor de los casos una curiosidad, para muchos incluso algo ridículo u odioso, un típico ejemplo de la ‘oscura edad media’. Pero, si el intelectual moderno quien con su saber y fe es capaz de conducir Europa al actual estado de barbarie, en cambio retrocede en la historia hasta los inicios de los estados modernos, encontrará entonces justamente la famosa Edad Media: el florecimiento de la cristiandad europea y de la vida intuitiva espiritual como un paraíso perdido. ¿Cómo actúa el diablo contra los hombres en aquella época? En primer lugar, confronta al clero con los avances científicos, a los monjes con falsos milagros y al pueblo general con todo tipo de terror. Por tanto, la vestidura de estas historias es vieja, el contenido en cambio no es ni viejo ni nuevo sino atemporal mereciendo nuestra atención como todas las expresiones humanas. Dos ejemplos del Dialogus miraculorum ilustran esta concepción del mundo:el monje con lágrimas y la gallina gorda.

Otra fuente de cuentos, leyendas y anécdotas ofrecen los Gesta Romanorum, (“Gesta Romanorum” también traducida al español, en la edición de Ventura de la Torre, publicada en Akal) una colección elaborada por sacerdotes anónimos, asimismo, con un fin moral y como lectura edificante de entretenimiento que se extendió en la Edad Media tardía por toda Europa. En su origen, como indica el título, estas historias probablemente fueron extraídas de la historia y las sagas romanas, con el tiempo se les añadieron anécdotas y leyendas de santos. El compilador o autor así como la procedencia de este libro enigmático son desconocidos y, por tanto, no muchas obras de la literatura antigua dieron tanto de sí para investigar y escribir sobre ella y de la cual se sigue sabiendo tan poco. Con cierta certeza, sin embargo, se afirma que este libro de anécdotas morales gozó especialmente en Alemania de una gran popularidad, fue muchas veces copiado, transformado e impreso desapareciendo con la religión reformada paulatinamente hasta que a partir de la mitad del siglo dieciséis cayó totalmente en el olvido. Es también Hermann Hesse quien recuperando la traducción de Johann Georg Theodor Graesse presenta una selección de textos cuyo atractivo se debe no sólo a los valores morales sino a la belleza de los cuentos y su picaresca permitiéndonos ver el mundo y la historia de esta época ‘oscura’ en nuevas conexiones y valores.

El pacto más famoso de la cultura popular, sin duda, es aquel que contrae según la transmisión Johann Faust con el diablo, un motivo que Johann Wolfgang von Goethe retomó en ‘Fausto’, probablemente el drama más famoso ampliándolo con la figura de Gretchen, así como posteriormente Thomas Mann en su parábola sobre Alemania en ‘Doctor Fausto’.

La historia acerca de un joven llamado Johann Faust, hijo de un campesino, se basa en hechos reales que nos transmiten ciertos datos acerca de su vida y trágico fin. Se cuenta que después de estudiar Teología en Wittenberg se doctoró, estudiando más tarde también Medicina y Astrología y todo lo que tenía que ver con la nigromancia. Hereda de su padre una fortuna, pero la gasta rápidamente. Su insaciable sed por llegar a más conocimientos le hace pactar con el diablo quien hace acto de presencia bajo la apariencia de un monje en un bosque cercano a Wittenberg. Faust cierra un pacto con el diablo a quien promete servir veinticuatro años por lo cual Faust en cambio le dona su alma firmando el contrato con su sangre. El diablo, llamado también Mefisto, a partir de entonces proporciona a Faust todos los placeres, viajes por toda Europa enseñando sus oscuras artes. Disfruta de todo confort y lujuria, no pocas veces marcados por un exceso de perversión, teniendo todo a su alcance: elegantes vestidos, excelentes vinos, suntuosas comidas y mujeres. El diablo le trae a Helena de Grecia con la cual Faust procrea un hijo llamado Justus bajo la condición que ambos deben morir con Faust. Se cuenta que en la bodega de Auerbach en Leipzig sube cabalgando sobre un barril de vino las escaleras hasta la calle (anécdota que Goethe más tarde incluye en su Fausto), en Erfurt saca vino de una mesa, visita al Papa en Roma, al Sultán en Constantinopla y al emperador en Innsbruck. Después de dieciséis años se arrepiente del pacto y quiere anularlo, pero el diablo contrae un nuevo pacto con él. Al cabo de los veinticuatro años se presenta Satán, el máximo de los diablos en terrorífica apariencia anunciándole la muerte para la siguiente noche. Mefisto impide dos veces un suicidio del desesperado. Faust pasa su última noche en compañía de unos amigos de los cuales se despide amonestándolos a la penitencia y piedad. Entre medianoche y la una se levanta una fuerte tormenta en la habitación de Faust donde surge un ruido espantoso. Al día siguiente los amigos encuentran las paredes de la habitación salpicadas con la sangre y los sesos, los ojos de Fausto en el suelo, su cadáver en el patio en el estiércol. Se le entierra en un silencio absoluto

No menos famoso es el pacto con el diablo relatado en el cuento de Adalbert von Chamisso La maravillosa historia de Peter Schlehmil, en la que el protagonista vende su sombra a un extraño señor en un traje gris, por supuesto el diablo, por una bolsa de la que salen monedas de oro sin límite. En consecuencia dispone de dinero en gran abundancia perdiendo, sin embargo, a causa de la sombra ausente su suerte personal. Pronto reconoce que esto significa su exclusión de la sociedad ya que tan pronto como los hombres se percatan que no tiene sombra se asustan, se alejan o lo dejan en ridículo. Peter se enamora de Mina, y sólo si consigue recuperar su sombra podrá casarse con ella. Se reencuentra con el hombre a quien dejó su sombra dispuesto a devolverle la sombra si Peter le deja a cambio su alma. Schlehmil huye, pero el diablo intenta convencerle otra vez proponiéndole una vida más atractiva. Schlehmil rechaza la propuesta y tira el bolso por un barranco cortando así las ataduras con el diablo. Con su último dinero se compra unas botas que se revelan como botas mágicas con las que se desplaza de un lugar a otro del mundo. Cuando todos los intentos de recuperar su sombra fallan Schlehmil renuncia a la felicidad terrestre dedicando el resto de su vida en solitario a los estudios científicos sobre la flora y fauna por todo el mundo, este fin de la historia posiblemente pensado como homenaje a Alexander von Humboldt y otros científicos de esta época. El breve cuento se desarrolla en el traspaso del romanticismo irracional al mundo ilustrado del siglo diecinueve enlazando facetas romántico populares con una crítica de la sociedad. Versión en alemán: http://gutenberg.spiegel.de/chamisso/schlemil/schlemil.htm.

Damos con otra fuente de cuentos populares en Ludwig von Hörmann, uno de los más importantes editores y coleccionistas de cuentos relacionados con las regiones ubicadas en los Alpes, quien con su afán de coleccionista contribuyó de forma notoria a la conservación de las viejas tradiciones de la vida popular tirolesa. Sus colecciones son accesibles en Internet a través del proyecto SAGEN.at (http://www.sagen.at/). Se encuentran varios cuentos sobre el diablo y El nombre del enano Rumpelstilzchen, figura famosa del cuento de los Hermanos Grimm, sirve para llamar popularmente a personas de corta estatura comportándose de forma chulesca o colérica y con ello posiblemente intentando compensar su defecto corporal. El relato también hace referencia a un ser sin nombre con facultades mágicas que con la desvelación de su nombre pierde instantáneamente su poder mágico. Rumpelstilzchen quizás también tiene una relación con otros seres ‘sin nombre’ como gnomos, duendes y trasgos que de forma mañosa y tosca hacían sus gamberradas a los hombres.

Otros cuentos con la figura del diablo relacionados con diferentes lugares, montes, carreteras, catedrales, muros, etc. se encuentran recopilados en la versión original en el proyecto de Gutenberg, cuyo archivo (http://gutenberg.spiegel.de/info/genre.htm) es además una inagotable fuente para todo tipo de géneros: cuentos, narraciones, leyendas con más de 7000 entradas para la palabra de búsqueda ‘diablo’. http://www.culturaspopulares.org/textos4/articulos/leibrandt.htm

Es el autor alemán Otfried Preußler muy reconocido por sus cuentos de literatura infantil y juvenil quien recupera la leyenda de Krabat (1981) del tesoro de cuentos populares de los Sorábos Véndicos, habitantes de la región de Lausitz (Lusacia). Página que documenta las festividades de Krabat: http://www.schwarzkollm.de/

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El pecado original se podría ver como el pacto original con el diablo, quien en forma de serpiente dio a Eva y luego a Adán el fruto del árbol de la ciencia (conocimiento del bien y del mal). Mitos similares se encuentran en diferentes culturas. Los griegos por ejemplo tienen el famoso mito de prometeo quien robo el fuego (el saber) de los dioses por lo que fue castigado con horrible tormento.







Teófilo fue el predecesor del bien conocido Fausto. Teófilo fue un clérigo infeliz y desesperado por el poco éxito de su carrera mundana debido a la enemistad de su obispo. Vende su alma al diablo para triunfar, pero es redimido por la Virgen Santísima.

En el siglo 9 aparece Miraculum Sancte Marie de Theophilo penitente; este texto ya introduce la figura de un judío como mediador en el pacto con diabolus, su patrón. En el siglo 10 la monja poetisa Hroswitha de Gandersheim (http://es.wikipedia.org/wiki/Hroswitha_de_Gandersheim) en un poema narrativo recrea la bondad de Teófilo contra las fuerzas del mal. Según esta historia, la Virgen devuelve a Teófilo el contrato maléfico para que se lo enseñe a su congregación, muriendo poco después. Gautier de Coincy (1177/8 – 1236) escribió un largo poema al respecto titulado Comment Theophilus vint a pénitence. Este texto sirvió de base para una obra teatral de Rutebeuf, Le Miracle de Théophile (siglo XIII) donde Teófilo desempeña un papel central, con la Virgen y el Obispo en el lado del Bien y el judío y el diablo, en el lado del Mal.

En la Demonología Cristiana (http://es.wikipedia.org/wiki/Pacto_con_el_Diablo) , se pensaba que la persona que había hecho un pacto con el demonio prometía a cambio sacrificarle niños o al menos consagrárselos al nacer (se acusó a muchas matronas de hacer tal cosa debido a la gran cantidad de niños que morían durante el nacimiento en la Edad Media y el Renacimiento) (http://es.wikipedia.org/wiki/Pacto_con_el_Diablo, . También se suponía que participaría en aquelarres, tendría relaciones sexuales con demonios y concebiría descendencia con los súcubos (o los íncubos si era mujer). (el súcubo es un demonio que toma la forma de una mujer guapa para seducir a los hombres, sobre todo a los sensibles e incluso a los monjes. Íncubo es un demonio masculino en la creencia popular europea de la Edad Media)

El pacto podía ser oral o escrito. El oral se realizaba mediante invocaciones, conjuros o rituales: una vez que el nigromante cree que el demonio está presente, le pide el favor que sea y ofrece su alma a cambio; de esta manera, no quedarían pruebas de lo sucedido. Sin embargo, en los juicios por brujería siempre aparecían evidencias como la marca diabólica, una señal indeleble causada por el toque del diablo al cerrar el pacto. Esta marca (que podía ser desde una peca a una cicatriz) constituía prueba suficiente de que el pacto diabólico se había producido.

El pacto escrito atraería al demonio de la misma manera pero incluiría un contrato firmado con la sangre del hechicero o de la víctima sacrifical (o, más comunmente, tinta roja o sangre animal). Los inquisidores elaboraron sofisticados contratos falsos para acusar a sus víctimas, aunque en último término afirmaban que bastaba con haber incluido el propio nombre en un cierto Libro Rojo de Satán. Otros contratos pudieron ser escritos por personas que creían tratar realmente con el diablo.

Normalmente, estos contratos contenían signos extraños que se suponían firmas de demonios, cada uno con su propio sello.

El significado de la expresión pacto con el diablo se ha expandido hasta incluir intercambios que no tienen relación con el demonio pero implican perseguir una meta (como la venganza) por medios considerados malignos (por ejemplo, el asesinato).

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