Hace mucho tiempo, Dinamarca era un reino dividido e infeliz.
Los temidos vikingos surcaban los mares del Norte desafiando a todos
y saqueando aldeas... Un día apareció, en la costa, un misterioso
barco ricamente adornado. Con rapidez, fue cercado por guerreros.
Los más valientes se acercaron y gritaron:
-¡No les tenemos miedo!
Nadie respondió. Los daneses furiosos empuñaron las hachas y
saltaron a la nave dando gritos de guerra. Pero no había enemigos,
solo hallaron un niño pequeño que dormía rodeado de escudos.
De inmediato lo llevaron ante el Consejo de Ancianos para acordar
qué hacían con él. Allí les dijeron que al crecer, sería el
protector del pueblo. Fue llamado Skiold, que en su lengua significa
escudo, y proclamado rey de Dinamarca con la aprobación de todos.
Desde muy joven ya era un gran cazador y valiente guerrero. A los 15
años, al frente del ejército, venció a los enemigos y unificó el
reino.
La fuerza, el valor y la nobleza de Skiold respondieron a las
esperanzas del pueblo.
Toda su vida fue ejemplo de nobleza. Era temible para los enemigos y
generoso para los suyos, que nunca conocieron un soberano más justo
que el rey que vino del mar.
Cuenta la historia que cierto día un héroe llegó del mar, siendo un bebé aún. Llegó a las costas de flotando encima de un escudo que había sido rellenado con paja a manera de cuna, traído por la corriente. Fue así que el pequeño niño creció y se convirtió en un valiente guerrero, sin par, a tal grado que fundó un reino, que no tardó en superar en grandeza a todos los otros reinos del Norte. La misteriosa venida de aquel valiente guerrero le había acarreado el nombre de Sceaf (haz de paja) o Scyld (escudo).
Beowulf, el valiente guerrero que se enfrentó al temible Grendel |
El nieto de este enviado de los dioses, Halfdan, continuó gobernando el reino con sabiduría llevándolo a adquirir más grandeza todavia. Al fallecer Halfdan, su hijo Rodgar, acompañado de una multitud de guerreros asentó su corte en el país Danés. Donde mandó a construir un soberbio palacio digno del gran reino que había construido su familia, al que llamó "Ciervo", pues la gente decía que eso parecía, desafiando las tempestades con la cornamenta de sus almenas, sin miedo a los incendios, ni la codicia que despertaba tanta riqueza en aquel sitio. Ahí reinaba Rodgar, con dicha en el corazón al poder hacer bien a los suyos. Y tanto era así que en la sala del "Ciervo" siempre reinaba la alegría. Más si hubieran sabido el terrible destino que les aguardaba no hubieran sido tan dichosos. En las profundidades del pantano que se encontraba cerca del castillo, vivía el más horrible y gigantesco de los mounstruos, un ser espeluznante llamado Grendel,, un increíble superviviente de los tiempos prehistóricos. Sediento de sangre y con deseos malvados, había visto erigirse la soberbia fortaleza tan desafiante para todos, consideraba que ya era tiempo de comenzar la matanza. Una noche, después del alegre festín que había tenido lugar en "el Ciervo", yacían en la amplia sala los fuertes guerreros, sin imaginar que iban a ser presa del horror y la furia del terrible Grendel. En lo profundo de la oscuridad, se acercó a los complacidos y exhaustos guerreros una maléfica garra que tomó a un par de ellos destrozándolos en el acto, pasando luego a matar brutalmente a otros ocho o diez de la misma sala, llevándose consigo uno, a las profundidades del lúgubre pantano.
El viaje de Beowulf y los doce guerreros Godos al país Danés, donde se encontraba "El Ciervo" |
Las noticias de la tragedia que había acontecido en aquellas tierras habían viajado en todas direcciones, alcanzado el territorio de los Godos, donde reinaba Hugileik, de la estirpe del dios Danner. Ahí un guerrero sobresalía sobretodos, el sobrino del rey, el joven héroe Beowulf. Aquel guerrero había probado decenas de veces su valor y ferocidad, habiendo crecido en la corte. Beowulf se enteró de las tragedias ocurridas en "El Ciervo" y del terrible mounstruo Grendel. Rápidamente corrió a donde se encontraba Hugileik y le pidió que lo dejara ir a aquellas tierras donde tendría una oportunidad de probar su fuerza contra un rival digno, además de socorrer a la diezmada estirpe de "El Ciervo. Hugileik aceptó y lo dejó ir, proveyéndole de todo lo necesario para realizar el viaje. Beowulf escogió de entre todos a los doce más valientes guerreros para que le acompañaran en la difícil misión. El navío se dirigió rápidamente y el viaje se realizó sin contratiempos, pero apenas venía el desafío.
Beowulf luchando contra el terrible gigante Grendel, cuerpo a cuerpo, con nada más que la fuerza de sus brazos |
El paso lento y pesado daba una apariencia más grotesca y siniestra al terrible Grendel que ya se encontraba próximo a entrar en la sala. Con fauces babeantes, saboreando de antemano su presa, entro en la sala y del primer zarpazo destrozó al guerrero que estaba más próximo a el, ahogándo sus gritos de dolor, mientras desgarraba sus pobres miembros. Ya se acercaba al segundo cuando de pronto, sintió que un potente brazo que parecía más fuerte que el acero lo rodeó del cuello mientras una poderosa mano comenzaba a estrangularle. El miedo comenzaba a hacer añicos los nervios de la bestia que sabía que el vengador de todos aquellos guerreros había llegado y quería saldar cuentas. Hubiera querido regresar a su tranquilo pantano o no haber salido, pero, los fuertes dedos que apretaban su cuello no se lo permitían. Lo sujetaban con fuerza, y aunque forcejeaba de un lado a otro y por instantes se zafaba del mortal abrazo, nuevamente era prensado con increíble fuerza. En su furia y aparatosa agonía Grendel lanzó un aterrador grito que despertó a todos en el palacio siendo los guerreros Godos los que valientemente corrieron a socorrer a su señor, dando golpes con sus espadas y mazas por todos lados, a la bestia. Más aquellos no sabían que Grendel estaba protegido por un hechizo que lo hacía inmune al acero, más de bien poco le servía contra Beowulf quien con brutal furia había conseguido arrancarle un brazo al engendro, que se desvanecía entre la débil luz del amanecer, herido de muerte. Beowulf, feliz por la victoria y haber liberado al pueblo de los Daneses, así como mantenido el honor de los Godos, tomó el brazo de la bestia y lo clavó en la pared, para que cuando llegasen los Daneses, vieran enseguida la señal de la victoria.
El brazo de Grendel, colgado en la gran sala ante el asombro de los Daneses. Después de haber sido arrancado por Beowulf |
A este mito le sigue el relato de Beowulf contra la madre de Grendel dar clic aquí para verlo.http://vidasdefuego.com/mit_beowulf.htm
Nokke, mitología nórdica
En la mitología nórdica y en las tradiciones folclóricas danesas nos encontramos con esta criatura llamada Nokke, o amanden, que posee condiciones sobrenaturales y vive en arroyos o ríos.
Desde la edad media la tradición danesa habla sobre las peticiones de Nokke, que llama a sacrificar humanos con una rima bastante peculiar “Tiden er kommen, men manden er endnu ikke kommen” (El tiempo ha llegado, pero el hombre no ha arribado).
En otros países del norte, como Noruega y Suecia, se habla del Nokke como una criatura musical, que enseña a otros a dominar el arte de la melodía a cambio de un sacrificio. No necesariamente humano, pero sí algo que lo alimente.
Una leyenda muy expandida habla sobre un niño que quería aprender a tocar el violín y pensó en intercambiar un jamón por la enseñanza del Nokke. Sin embargo, en su camino a encontrar al espíritu, le dio hambre y comió una porción del jamón. Cuando le ofreció el alimento a cambió, el Nokke le enseño a tocar el violín, pero en castigo por no traer un sacrificio entero, el Nokke lo hechizó para que aprendiera a tocar pero no a detenerse. Así que el muchacho toco el violín hasta que sus dedos sangraron.
http://www.absolutdinamarca.com/mitologia-y-cuentos-daneses-los-nokke/
http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Dinamarca
http://mitologiayleyendas.ning.com/profiles/blog/show?id=3385736%3ABlogPost%3A23994&commentId=3385736%3AComment%3A24531
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